Empezaba el año escribiendo sobre la independencia incluso de Aragón, su imposibilidad y además su negativa tozudez en este inicio del siglo XXI, donde las necesidades de las sociedades van por otros derroteros. Cuidado con los deseos, que a veces los mueve el diablo. Y como me refería lateralmente a la posibilidad de que tanto catalanes, como vascos o aragoneses intentaran explorar vías independentistas, deseo que se está edificando ahora o para el futuro, me han llegado algunos comentarios a redes, por los que voy a intentar aclarar o ampliar mi concepto de independencia —SI o NO— de las sociedades entre sí.
Nunca se independizan Estados o Países, sino sociedades presentes y futuras.
Sin duda estoy a favor del divorcio, y por ello del derecho a la autodeterminación de los pueblos. Pero con normas, condicionantes, acompañados de juzgados que velen por las partes y las sociedades afectadas, tasaciones y acuerdos previos a las formas.
Lograr la independencia de una parte de un Estado, no supone la libertad en sí misma. Y por eso la responsabilidad de quien inicia y alienta el proceso debe ser exquisita para no engañar a su sociedad. Sobre todo si tiene hijos (perdón, sociedad) a los que te debes en este presente pero sobre todo en el futuro que no está escrito. La libertad es diferente a la independencia.
La independencia no es algo que se pueda iniciar, incluso llevar a término y…, una vez mirada por la ventana y todavía desde dentro…, volverse atrás. Por eso en cualquier proceso de independencia debe haber unas normas básicas muy claras, de las que dejo aquí cuatro, pero serían algunas más. Para hacerlo garantista, no para impedir su camino.
- Todo proceso de independencia de un territorio sobre su Estado, debe concluir tras un Referéndum de los ciudadanos del territorio que solicita (la mal llamada) independencia, y donde el resultado a favor del SI sea al menos del 50% del censo electoral para ser admitida. No se debe dar como afirmativo un resultado inferior a la mitad más uno de los que tienen derecho a decidir. Darle vueltas a esto es frenar todo proceso, y condenarnos a un callejón sin salida. Los abstencionistas tienen derecho a voto y si no lo realizan es una decisión que toman libremente y que debe ser tenida en cuenta como quien vota SI o NO. Y con el voto por correo se acaban las críticas a los que llegan a señalar que no siempre y todos pueden ir a votar. Habrá un voto técnico que ese día no podrá acudir a las urnas, pero que seguro, será proporcional al resultado final.
- Tras el resultado del Referéndum, no se podrá convocar otra votación hasta pasados 20 años, es decir, hasta que otra generación sea la que pueda decidir en un nuevo proceso. Esto es básico pues si no se entraría en un bluque absurdo de seguir con las peticiones hasta que el resultado fuera SI. Pero ya nunca se repetiría para ver si el resultado fuera NO.
- En las Campañas de Referéndum previas a la votación, no podrán participar ni a favor ni en contra, las instituciones de ninguna de las partes. Tan sólo los partidos políticos y la sociedad civil a través de sus organizaciones de todo tipo.
- Todo el proceso será velado y analizado por estamentos democráticos de Naciones Unidas con participación de representantes de Gobiernos de países vecinos.
Son uno de los primeros ejemplos de que el camino de la mal llamada independencia es complejo pero no imposible. Aunque requiera sus normas.
Y digo mal llamada independencia, porque en este siglo es imposible ser independiente, es decir “libre de todo”. Siempre se está aliado a un mercado, a un sistema, a unos vecinos. Un Estado hoy, en Europa, no puede ser libre sin antes haberse ganado esa libertad a través de una guerra. ¿Es duro verdad? Pues es la historia y la realidad. En Europa no se va a admitir un proceso de independencia negociado. Hablar de futuro es posible, y también hablar del sexo de los ángeles. Pero si un día Europa abre la posibilidad de trabajar las independencias de territorios, pongámonos a llorar. Los Estados en Europa habrían perdido su poder y su sentido.
Hoy todo está entrelazado. Si alguien tiene dudas de porqué se crea el mal negocio (para los países pobres de Europa) del TTIP o el CETA, tendrá que empezar analizando la debilidad de los EEUU en el actual marco globalizado, donde China, India o los Emergentes quieren un espacio propio muy importante. Y los EEUU quieren acuerdos globales para defenderse de sus competidores. Es imposible estar libre de cargas mercantiles…, o no lograrás vender ni comprar. Excepto que sea (casi) autosuficiente en valor añadido de tu producción propia.
Suiza no es independiente. Alemania sigue teniendo contra su voluntad tropas de los EEUU y del Reino Unido en su territorio. Incluso creo que hay un remanente de tropas belgas y francesas. Reino Unido se quiere divorciar de la Unión Europea pero quiere casarse más con los EEUU sin saber bien nadie, de qué forma se podrá hacer sin romper alguna economía.
La presunta independencia de un territorio menor, supone en un mercado globalizado como el actual, un trabajo de ingeniería económica que nadie sabría explicar. Pensemos en Aragón, que es un territorio fácil para independizar por su número de habitantes. No han existido grandes inversiones en infraestructuras hacia Aragón, pero las ha habido y podrían reclamar su coste desde el Estado en el proceso de independencia. Mientras que este tendría que pagar las pensiones actuales y futuras de los aragoneses en la parte proporcional a los años cotizados en cada Estado. Incluso a Aragón le correspondería un número determinado de tanques, de aviones de guerra y una parte de alguna fragata que tendríamos que cambiar por más cañones. ¿Esto es fácil de negociar, de encajar en un proceso a cara de perro? ¿Pondremos la fragata en el puerto de Vadorrey o la cmabiamos por más trenes?
Pero vayamos a los concreto y cercano. Hablemos de Aragón un poco más. Las diferencias entre los habitantes, es decir, la sociedades, las de Huesca y de Teruel son brutales entre ellas. No se conocen, no se tratan, no se parecen lo suficiente. Culpables los aragoneses. Todos. Yo también. Hay más afinidad entre muchos oscenses con Navarra o con Lérida que con Teruel. Y de muchos turolenses con Valencia que con Hecho o Jaca.
Aunque lo tengamos casi en secreto, seguimos pensando en el mantra persistente de “Zaragoza contra Aragón” y de “Aragón contra Zaragoza”. ¿Es posible vertebrar un país nuevo con las enormes diferencias sociales y de relaciones entre sus partes que ya conocemos?
Incluso me atrevería a señalar que si se les preguntara a los aragoneses, una vez que ya no pudieran ser españoles, sobre si deseaban ser aragoneses o navarros, catalanes o valencianos, nos llevaríamos alguna sorpresa en determinadas Comarcas.
Aragón no tiene salida al mar. No tiene salida a Europa. Andando y en coche sí, es cierto. Geográficamente dentro de España, Aragón es un espacio muy importante; pero como territorio independiente sería una zona constante de conflictos entre países vecinos. ¿Tenéis duda de esto? ¿Lograríamos más respeto de catalanes y vascos que ahora? ¿De los castellanos que intentarían tocarnos la moral?
Sin duda el respeto a las instituciones aragoneses históricas es inmenso por mi parte. Nuestra historia ha sido muy importante y algunas de nuestras Leyes han abierto posibilidades de libertad y se siguen manteniendo en Aragón. Pero no se puede vivir del pasado. Lo que se debe hacer es darlo a conocer entre nuestro jóvenes y dignificarlo. Los aragoneses NO conocen Aragón, sus instituciones, sus Grandes Personajes históricos, su geografía, su etnología. No conoce casi nada del Aragón romano, visigodo, árabe, judío. ¿Y queremos ser independientes sin conocernos, haciendo palanca con nuestra historia, sin haberla antes explicado y puesta en valor?
Incluso habría que señalar que en los tiempos de más esplendor de Aragón, cuando dominaba medio Mediterráneo, hasta Malta o Grecia, con plazas nuestras salpicando el norte de África, los privilegios de aquel Aragón eran para muy pocos aragoneses. La inmensa mayoría de aragoneses eran esclavos mal pagados y casi peor alimentados, que tenían que trabajar para grandes familias, terratenientes o la iglesia.
Claro que si nos vamos a la historia para encontrarnos con el Aragón independiente que algunos añoran, se olvidan analizar que Aragón NUNCA tuvo que ser independiente, pues nació libre y sin depender de nadie, y fue ampliando sus territorios a costa de guerras, expulsiones, bodas y bautizos. Hasta que decidió unirse a Castilla.
Si queremos una independencia para Aragón tiene que ser NUEVA y ÚNICA, y por ello ni sirve copiar de la historia, ni permanecer callado. Habrá que diseñarla, darle forma, construirla y explicarla muy bien.
Decir en público, de voz o por escrito con una línea entrecortada, que se quiere ser independiente, demuestra una inmadurez compleja de admitir. La sociedad espera de todos nosotros —los que parecemos conocer este tema aunque sea sólo un poco— al menos un centenar de folios explicando qué queremos y de qué forma se puede lograr. Explicarlo bien desde el debate sereno de los intelectuales.
Sin un proyecto que se sustente en el papel, es imposible un proyecto que se pueda explicar, un proyecto que sea creíble, un proyecto que habrá que empezar a analizar para ver si es viable. Y de momento no hay más que algunos pequeños ruidos desde un número muy ínfimo de aragoneses. Quien quiera la independencia de Aragón que empiece por imaginársela para trasladarla a un papel con algo más que un grito. Y entonces ya veremos.
Aragón tiene ahora muchas necesidades. Los aragoneses tantas o más que su propio territorio. Perder el músculo en asuntos que como poco “ahora no tocan” y que además no serán beneficiosos para los aragoneses, es perder el tiempo histórico y dejar de hacer lo que es nuestra obligación. Mejorar la calidad de vida de los aragoneses y poner en valor Aragón desde dentro y hacia fuera. Tenemos enormes retos para el Aragón del futuro. Se pueden ordenar, alguna vez lo he hecho yo en este mismo blog. Y empezar a trabajarlos entre todxs. Casi con urgencia.
En ese análisis del mejor futuro para Aragón me encontrarán. Si al final es mejor para Aragón y para la mayoría de aragoneses la independencia, para hoy y para dentro de 100 años, y se puede demostrar con estudios que analicen soluciones a todos los problemas que ya sabemos que vendrán tras una petición de independencia, estaré para analizar los pros y contras y para no dejarme engañar por cantos de sirena, vengan de donde vengan. Pero mientras tanto, por favor, trabajamos más por el presente, marcando metas hacia el futuro. Pero metas válidas y posibles.
Julio Puente Mateo