27.10.23

Pequeñas historias del barrio del Boterón en Zaragoza



Hoy casi nadie se acuerda ya de que en Zaragoza existió un barrio que se llamaba El Boterón. Se podría decir que era un espacio excesivamente pequeño para ser considera “barrio”, pero lo cierto es que lo era, rodeado por el barrio por La Magdalena al sur y este, el río Ebro al norte, el barrio al que llamábamos Sementales a su derecha y la zona importante de La Seo y El Pilar al oeste.

Este barrio subsistió tal y como queda reflejado en el plano que se publica arriba, hasta hace 60/50 años. A partir del año 1965 más o menos, se empezaron a ensanchar algunas calles, a tirar edificios centenarios y a desaparecer calles estrechas hasta configurar el estado actual de la zona ya terminado en el año 1980, ajeno totalmente el diseño a su personalidad histórica.

Su calle principal era Sepulcro y actuaba casi como un pequeño pueblo encerrado entre sus (muy) estrechas calles, donde vivían gentes de todo tipo, obreros todos en sus años finales, más algunas personas de etnia gitana con las que había una convivencia perfecta.

Pero en los siglos XVII y XVIII era considerada una zona de nobles, de ricos e importantes ciudadanos de Zaragoza que terminaban viviendo en la trasera de la Seo como en una zona rodeada de la Universidad, las playas del Ebro, las murallas y la Puerta del Sol, la Magdalena y La Seo o la Lonja.

Cuenta la historia que en la célebre batalla de Zaragoza del año 1710 en la Guerra de la Sucesión un vecino de las Tenerías de nombre el Tío Pallaruelo que tenia un pequeño negocio de zapatero remendón luchó en la batalla con denuedo y tras ganar se dedicó a despojar de todo valor los cadáveres de los soldados muertos. 

Tal botín era tan importante que le sirvió para comprarse una gran casa en la calle Bual del Barrio del Boterón entonces lo mejor de Zaragoza y tan importante se hizo el nuevo vecino zapatero que se cambió la calle por el nombre suyo, pasando de ser la calle Bual a la calle Pallaruelo, hoy desaparecida aunque estuvo casi tres siglos con su nombre.