23.1.17

¿Sabrá Donald Trump donde está Aragón?

La presidencia de los Estados Unidos cambia de color y no solo de piel. Ya concluida su legislatura, Obama, del Partido Demócrata, deja su huella como primer presidente negro en la historia del país americano, ideología liberal, cercano a los más desfavorecidos, a los “perdedores”. Normal, no ha protagonizado travesuras sexuales (Clinton), ni encubrimientos como lo de Watergate.

En las antípodas, su sucesor y nuevo inquilino el conservador Donald Trump, representante del más duro capitalismo y más a la derecha que el propio Partido Republicano de los últimos años, encandila a la extrema derecha europea.

En principio asusta que el país con mayor influencia económica y bélica en el mundo, quede en manos de un desconcertante e indocumentado  presidente. Contradictorio e incoherente, incapaz de apoyar la lucha contra el cambio climático, y que considera natural lo que está pasando en el mundo, contrario a la energía eólica, pero paradójicamente  dice, que mata a las aves.

En su criterio dispar el ultraconservador, por contra, adapta posturas de izquierda,  responsabiliza a la globalización como la culpable del empobrecimiento de las clases medias, y en su incoherente discurso en la escalinata del Capitolio sembró el miedo.

Habló de reforzar nuevas fronteras y alianzas, pero en su discurso ganó pocos amigos, salvo a Putin y al israelí Netanyahu. Tampoco se libran los medios de comunicación, en sus bravuconadas, pues les amenaza que lo pagarán muy caro.

No fueron muchos los adeptos, quienes presenciaron físicamente su diabólica alocución, pero sí mayoritarias las múltiples manifestaciones por las calles de todo el mundo en contra del personaje.  

Por lo que respecta a Aragón, pasada ya su sorprendente elección, solo espero y deseo que la tendencia alcista empresarial actual con EEUU, no se vea truncada por este siniestro personaje, aupado no hay que olvidarlo, por los votos de millones de norteamericanos.

Daniel Gallardo Marin