Comemos lo que no sabemos, y sobre todo de una procedencia que desconocemos, pues aunque en algunos productos lo pone en pequeño, en otros no. Pero los culpables somos nosotros que nos empeñamos en tomar cerezas o fresas en enero, melón en febrero o peces de nombre desconocido durante todos los meses del año.
Cada vez hay menos plátanos y más bananas, más zumos con nombre español que se hacen con frutas americanas o africanas, productos que nos envían desde China, Senegal, la India, Marruecos o Nueva Zelanda.
Esto no es lógico, pero lo alimentamos todos nosotros con nuestro consumo poco responsable. No se trata de tener que pagar más por un producto parecido y cercano, sino que todos admitamos que lo primero es conocer lo que comemos y fabricamos y luego decidir.
Si todos ponemos de nuestra parte, los fabricantes y distribuidores también deberán poner el origen en todos los productos y con más control. Y nosotros con nuestro dinero y nuestra responsabilidad, decidir.El propio Ayuntamiento de Zaragoza intenta que hagamos un consumo responsable, y que nos empecemos a preguntar de donde queremos comer las alcachofas, si de la huerta de Las Fuentes o de Italia o de Argentina.