En la Plaza Mayor de Madrid, la plaza “reina” de una de las capitales más importantes de Europa, sabemos todos lo que sucede en cuanto cae la noche. En la misma plaza donde los turistas se fijan en su arte y urbanismo, los que se aprenden de memoria que lleva más de 400 años iluminando la calidad de un gran ciudad, sucede lo que estamos viendo.
Eran simplemente las 9,30 de la noche. Nosotros y tú…, lo sabíamos de antes…, pero siempre hacemos como que esto no es posible que exista. A esta hora las personas sin hogar forman unas construcciones de cartones para poder dormir en el mismo lugar emblemático al que visitan los turistas para pensar que Madrid es una gran ciudad.
Las construcciones de cartón son como poco además de muy tristes, curiosas. En la imagen no se ve el tipo de habitación número 2, el más moderno, pues nuestra mala hostia nos impidió seguir fotografiando. En las de clase media, en mitad del cajón se ubica una especie de chimenea cúbica de unos 50 centímetros, por donde el habitante puede sacar la cabeza sin desmontar todo el piso.
Fijaros que estas construcciones más que indignas, tienen un diseño muy estudiado. Además de la chimenea cúbica para sacar la cabeza, se asientan sobre otros cartones para que el frío y la humedad no les penetre tanto. En la zona del suelo tiene aislante doble. Incluso tiene un hall de entrada de cartón, para salir descalzos, y donde dejar los zapatos para que dentro de su habitación no huela a queso.
Un país, una gran ciudad, que consiente esto sin saber resolverlo, es una puta mierda.
Son personas en su mayoría, de una cierta edad, casi todos varones, rotos y ya de vuelta de una vida que sin duda habrá sido dura, llenos de problemas que también sin duda habrán creado otros problemas, pero…, sí, personas.
Casi al salir de la Plaza Mayor, nos encontramos con un grupo de personas jóvenes (sin duda jóvenes aunque tuvieran 40 ó 50 años) que estaban repartiendo comida entre los habitantes. Unas fiambreras de plástico con una sopa de carne con grandes tropezones para darles algo caliente y proteínas. Y unas bolsitas donde además de pan había unas naranjas al menos. Lo curioso es que era el día 5 de enero y les estaban repartiendo también un pequeño pedazo de roscón de Reyes.
Nos acercamos hablar con ellos. Un lujo social de personas. La chica joven que nos atendió nos explicó a quien atienden y qué son ellos, una ONG sin adscripción religiosa ni política, y que se llaman “Granito a granito”. Trabajan sobre todo en Madrid y algo en Valencia. En la Plaza Mayor y alrededores atienden a un total de 100 personas dos veces a la semana, todas las semanas del año. Dan cena, pero también dan conversación, escuchan, miran y vuelven a escuchar. Son los ángeles de los que no tienen futuro. Ellos se dicen así mismos que simplemente son una colaboración consciente. Hay que ser muy inconsciente, para ayudar a estas personas, y no sufrir tanto en el intento, como para salir herido de mucha pena.
Heraldo de Aragón - 09 -01 -2017 |
La actual sociedad debe saber que la indignidad no es soportable sin medida. Sea en Madrid o en Zaragoza. Que incluso los graves errores sociales no deben sobrepasar un tamaño, pues de hacerlo convierten a la sociedad en una mierda. Y en una mierda caben todo tipo de problemas graves. O miramos estos asuntos con sinceridad y capacidad de solución, y vamos a…, sí, a la mierda.
Angelines Ajovín y Julio Puente