12.1.17

La alexitimia de algunos con el Yak 42

La alexitimia es un desorden neurológico que impide reconocer las emociones y, por lo tanto, expresarlas con palabras. Algo que, al parecer siguen padeciendo algunos  exministros y algún miembro del actual gobierno en el caso del accidente del avión Yak-42.  

Esa falta de empatía ante el dolor por las 62 familias de las víctimas y sus comentarios fuera de lugar, evidencian que este trastorno les incapacita para detentar un puesto de semejante relevancia pública.

Cuando el Consejo de Estado acusa directamente de negligencia al Ministerio de Defensa dirigido entonces por Federico Trillo diciendo que aunque no hay delito, ni  responsabilidad penal, sí que hay otro tipo de responsabilidad porque el Ministerio tenía que haber velado por la seguridad en el transporte de las tropas…, y ahora callarse, pedir perdón y depurar responsabilidades políticas.

Nada más.Y nada menos.

Este dictamen ha dado en la diana, aunque catorce años después. Por eso escuchar alegaciones como "ya se pagaron las indemnizaciones a sus familias", “eso ya está sustanciado" (Rajoy), o Rafael Catalá diciendo “ni el gobierno ni Trillo deben pedir perdón”, sin olvidar la ironía impropia de Martinez Maillo “¿qué vamos a hacer, mandarlo (a Trillo) a la isla de Perejil?”…,  revelan una evidencia mucho más dura y es que quien avala una negligencia, se convierte en cómplice y pierde su ética profesional, si es que alguna vez la ha tenido.

El Consejo de Estado demuestra que Defensa tenía que haberse asegurado de las condiciones del avión porque tuvo informes en sus manos que lo decían.

Consumada la tragedia, el gobierno de Aznar y luego el de Rajoy premió a los culpables con apetitosas embajadas. sin olvidar a Rubalcaba subvencionando a la empresa del Yak 42 que ya había sido condenada.

La nueva ministra del ramo, Mª Dolores de Cospedal ya ha dicho que asume  este dictamen que, por otro lado, no es vinculante y que va a investigar el contrato de este avión, que nunca regresó a la Base Aérea de Zaragoza. A ver hasta dónde llega.  

Por cierto que en ese buen hacer de la ministra deja al descubierto a alguno de sus colegas, esos a los que se les llena la boca de patria y España.

Daniel Gallardo Marin

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