1.1.17

Lambán se olvidó de la Ley de Capitalidad

El discurso de Javier Lambán despidiendo el 2016 ha estado correcto, dentro de lo que representa unas palabras de optimismo en todos los casos, desde una institución como el Gobierno de Aragón que debe velar precisamente por eso, por construir y levantar los ánimos.

Muy bien elegido el lugar, como primer punto positivo de su intervención, habría que darle unas pequeñas lecciones de idioma no verbal para que aprendiera a utilizar las manos de mejor manera. Eso y un estilista diferente para elegir el tamaño de los trajes.

Tocó todos los temas que se deberían tratar en su corta intervención, excepto uno. Dejó claros sus deseos de grandes pactos políticos para el 2017 y sin duda puso en valor, en gran valor necesario el “Pacto por la Ciencia” que representa el ITAinnova o Instituto Tecnológico de Aragón.

Bien nombrando a la Universidad, a los problemas sociales y la desigualdad, al Estado de Bienestar, a las comunicaciones ferroviarias, al Canfranc, la Educación, a los agricultores y ganaderos, al Turismo, a Aragón como territorio que quiere crecer.
                                           
Quiere para celebrar el décimo aniversario de la reforma del Estatuto de Autonomía, exigir su pleno desarrollo y aragonesizar la política española desde una Comunidad "que quiere ser factor de cohesión nacional y estampar su sello en la economía y en la cultura del país". Esta es una muestra de que todavía le falta pillarle el concepto de lo que realmente es aragonesizar España, pues se olvida de que lo primero sería aragonesizar Aragón. Pero le dejamos que siga aprendiendo.

¿Y de qué se olvidó? Pues sin duda y de forma preocupante de la Ley de Capitalidad. Quiero pensar que no deseó entrar en berenjenales que no cree posible resolver en el 2017. Entiendo pero no asumo, que las contradicciones en las reuniones que hasta la fecha han tenido Gobierno de Aragón y Ayuntamiento de Zaragoza, le han llevado precisamente a obviar este tema, como toque de atención. Pero como siempre que esto sucede, los paganos volvemos a ser los ciudadanos.

La Ley de Capitalidad es fundamental, pero se está sustrayendo del debate, de la información, de la explicación a los zaragozanos. Nadie sabe de qué va y de  su importancia. De esta forma puede salir una Ley de Capitalidad mala para Zaragoza, incluso mala para todos.