Azulejero abdulaziz de Bocairent - Centro
de estudios mudéjares del Instituto de Estudios Turolenses.
Si hay
algunos aragoneses que en el ámbito de la arquitectura simbolizan la entrega al
servicio público y recuperación del patrimonio, esos son los dos turolenses que
protagonizan la presente entrada. Los arquitectos Antonio Pérez Sánchez y Ángel Novella. Además de
todos y todas las turolenses –a modo y semejanza de todos y todas las
serrablenses en la asociación Amigos del Serrablo- que han formado parte del
Centro de Estudios Mudéjares.
Ahora que
Teruel anuncia su propio Arcosur de 600 viviendas y nuevo comercio, que puede
desplazar su centralidad definitivamente a la Avenida de Sagunto aún a riesgo
que su Casco Histórico Urban languidezca como decorado, es el momento de
recordarlos.
Si estamos en
este fructífero punto de deleitación del patrimonio mudéjar, a ellos entre
muchos es debido.
Antonio Pérez
no solamente ha rehabilitado, sino sentido, extendido y divulgado el singular
mudéjar turolense desde dentro. Además, en fechas recientes, ha presentado una
ponencia sobre el también particular modernismo turolense, publicado en la
revista francesa “Coup de Fouet” la mejor del mundo en modernismo. Ese trabajo
importante atraerá visitas a Teruel de un turismo especializado. Con especial
significación al que alberga su cementerio.
Además y como
responsable de la restauración de los elementos mudéjares más significativos,
ha sido un turolense como él quien ha reordenado el espacio San Pedro, Mausoleo
de los Amantes. Se está avanzando en la rehabilitación de la Catedral, como
hemos reseñado, y quedaría pendiente la torre de San Martín, para que sea
visitable.
Intervención de Antonio Pérez en la
iglesia de San Pedro-Mausoleo de los Amantes.
Claustro de San Pedro, joya
porticada gótico-mudéjar.
Antonio Pérez, en reciente entrevista publicada en el Diario de Teruel, ha significado la importancia de la figura de Ángel Novella y sus desvelos en el momento previo a la obtención por Teruel del galardón UNESCO como conjunto Patrimonio de la Humanidad. Ángel Novella fue autor de dos importantes monografías, referencias para los estudiosos del mudéjar, acerca del artesonado de la Catedral y la transformación urbana de Teruel a través de los tiempos.
Debe recordarse que el mudéjar turolense fue fuertemente afectado por la Batalla de Teruel, excepto en su elemento más particular: el artesonado de la Catedral. Existe interesante informe del servicio de protección del Tesoro Artístico Nacional Republicano de 1938, que decribe las perforaciones por obuses en las bóvedas y naves de la catedral dejando al descubierto la “magnífica armadura mudéjar”. Asimismo se perdieron importantes elementos palaciegos y viviendas tradicionales con elementos de inspiración mudéjar, como los que podemos disfrutar en Zaragoza en edificios de las calles San Pablo o San Agustín.
Además del trabajo cuidado de las cenefas de ladrillo, es la cerámica vidriada y su abundante uso –como en Uzbekistán- lo que distingue a las torres de Teruel mudéjares. Es conocido que el Fuero de Teruel, de Extremadura –basado en los de Daroca y antes Jaca- reglamentó la fabricación de tejas, ladrillos, cántaros, placas y azulejos específicamente. Por la abundancia de arcillas y la carencia de piedra cercana para la conversión de mezquitas en iglesias. Por ello se conoce al aragonés pero valenciano de nacimiento al que mencionamos en la entrada: Abdulaziz de Bocairent, llegado a Teruel desde Manises para darle un impulso casi industrial a dicha fabricación.
Imaginamos Teruel como una Florencia avant la lettre, con estos gremios organizando la floreciente vida industrial y artesana de la localidad. Nos gustaría esa Teruel de 50.000 habitantes pujante y que recuperara esta querencia por la transformación de sus recursos.
Precisamente las actuales Teruel y Manises son Villarreal y Vall d’Uxó, en la cercana Castellón. La actividad no se ha perdido de esa área, se ha desplazado. Convendría recuperar una parte.
10/01/17 Luis Iribarren