Hoy se acaba 2016, un año de aprendizaje y experiencias, y empieza 2017, esperemos que un año prometedor como lo fue el año pasado.
Diciembre no ha sido distinto a los demás meses, protagonizado por la Navidad. Este mes en Canadá ha estado lleno de patinaje sobre hielo en lagos naturales, en el río Bow, así como en pistas de hockey, he ido a Banff, un pueblo situado en las montañas rocosas y el cual invito a visitar porque es precioso, pero si hay algo que cabe destacar es la Navidad.
Ha sido la primera vez que he pasado estas fechas sin amigos ni familia, y tengo que decir que cuanto menos se me ha hecho raro no juntarme con ellos, pero ha sido una experiencia distinta la cual no cambiaría. Tanto el día de Navidad como el 26 de diciembre, lo pasé en casa de unos amigos de mi familia de acogida, los cuales eran muy amables e incluso me dieron regalos.
El 25 de Diciembre abrimos los regalos que había debajo del árbol, y para mi sorpresa yo tenía varios de ellos. Y yo tenía alguno para ellos, entre otros, una tronca de navidad, la cual gustó mucho tanto a los niños como a los padres, los cuales la pusieron en frente de la chimenea después de que los niños le pegaran y sacarán los caramelos.
El 27 de Diciembre fue el único día que nos juntamos con la familia en lugar de con amigos, fuimos a cenar a un restaurante chino ya que la familia de mi madre de acogida es de procedencia china, y a pesar de que comer con palillos no sea lo mío y el té y la comida asiática por regla general no me gusten demasiado, me agradó este cambio pues fue la primera vez que fui a un restaurante chino.
He descubierto que las navidades aquí, en Canadá, no son unas fechas para pasar en familia, sino con amigos; como el 31 de Diciembre, que nos juntamos con unos amigos en el centro de la ciudad, en la Olympic Plaza, y después de unas cuantas fotos, escuchar la música y disfrutar del ambiente, hicimos la cuenta atrás, y a falta de uvas, nos compramos un chocolate caliente y unas napolitanas.
Como de costumbre, para dar la bienvenida al año hubo fuegos artificiales que estaban colocados en varios edificios del centro. Y como no, escuchamos, con toda la plaza en silencio, el mensaje de Justin Trudeau, primer ministro de Canadá.
Tras contarlo en inglés, tocaba en francés, para demostrar el orgullo por ser bilingües, como les caracteriza. Aunque fue raro no oír las doce campanadas en casa con la familia, me gustó como toda la plaza gritaba al unísono la cuenta atrás para año nuevo.
Diciembre ha sido un mes lleno de luces en las casas, colores, caramelos y chocolate. Esperemos que enero pueda al menos igualarlo.
Silvia Marqueta Salinas