Recientemente re-visité Estadilla, pueblo con grandes
encantos pero que siempre había atravesado. Comí muy a gusto y bebí el vino del
país, recientemente incorporado a la denominación del Somontano. Dando un paseo por el casco viejo y alrededores constaté que
es una de las localidades más desconocidas de Aragón. Para mal. Debido a su
pujante industria encabezada por los remolques Begué que llevan todos los
tractores oscenses. Desde aquí, me gustaría reivindicarla, más allá de que
tenéis que visitarla para degustar el vino que ya conocía y un aceite de olivos
viejos con un incomparable sabor almendrado.
Así, resulta que Estadilla tiene un magnífico balcón
orientado al Valle del Cinca, desde donde se divisa Torreciudad, Peña
Montañesa, la presa del Grado y –sorpresa- las Tres Sorores, Marboré y Monte
Perdido sobre un piedemonte bellísimo de almendros y olivos viejos. Me pareció
un enclave incomparable. Además, la localidad cuenta con varios palacios
renacentistas muy interesantes y una plaza mayor que no desmerece a la de
Graus.
Si bajamos del mirador, encontramos una Fuente neoclásica
maravillosa, donación de una familia con ínfulas ilustradas de la localidad.
Barbastro, Estadilla, Fonz, Monzón, Los Azara, los Pano, los Argensola, los
Ibarz, dieron lugar a un interesantísimo patrimonio monumental que nada tiene
que ver con el de la montaña. Es de tierra rica.
La fuente que os acompañamos forma parte de un recorrido
denominado Ruta de Joaquín Costa que permite ir andando entre Monzón y Graus,
que permite pasear por el entorno del Canal de Aragón y Cataluña.
Cerramos la entrada con el maravilloso Sifón del río Sosa,
cerca de Monzón, impresionante viaducto que pocos aragoneses conocen.
Luis Iribarren, 17.05