Desde la izquierda somos muchos los que admitimos que si no hay en estos momentos un gobierno de izquierdas en estos momentos en España, es por culpa de un factor absurdo, mal explicado, manipulado por las viejas glorias inmovilistas y con poca capacidad de análisis de futuro, que achacan a Podemos y a ciertas fuerzas llamadas a veces despectivamente nacionalistas: El de querer romper España.
España no se va a romper por las ideas de Podemos, e incluso diría más, los planteamientos que tiene Podemos, ICV o incluso yo mismo, sobre que hay que avanzar y lograr soluciones a base de consultar a la sociedad, a reconocer el derecho de autodeterminación, sirven precisamente para lo contrario, para unificar más la España del futuro. Y efectivamente, me voy a intentar explicar.
La relación actual de algunos pueblos de España con Madrid (ya sé que aquí las palabras hay que cogerlas con pinzas) es entre mala a muy mala. Y no quiero entrar a valorar los motivos que nos han llevado hasta aquí, pues no sirven para avanzar en las soluciones. Pero lo que sin duda sabemos todos, aunque la mayoría no quieran admitirlo, es que hay que redefinir España. España es un gran país si trabaja más el respeto mútuo de “los diferentes”, es decir, trabaja más el que todos nos sintamos españoles con nuestras diferencias. Algo que parece imposible desde el punto de vista de algunos. Y para eso nada como dar libertad con mecanismos legales de consulta justa y respetable por y para todos, y así lograr que los que se queden lo hagan libremente y los que decidan marcharse lo decidan con unas tasaciones muy claras en sus consultas o referéndum. Hacerlo legal garantiza hacerlo con la seguridad de que es eso efectivamente lo que desean la mayoría. Y si así lo desean, como en los divorcios, hay que entenderlo, aunque joda. Obligar es mucho peor para la convivencia.
Yo quiero ser español, pero no quiero ser andaluz. Entre ser gallego o aragonés, sin duda y a enorme distancia quiero ser aragonés. Entre que para hablar de Aragón lo haga desde cualquier tribuna un madrileño o un aragonés, a igualdad de conceptos y defensas de lo propio, prefiero mil veces que lo haga un aragonés. No quiero ser canario, madrileño, catalán ni vasco. Quiero ser aragonés, lo que no me quita ser también español, europeo e incluso universal. Pero quiero ser aragonés normal. No aragonés tonto, ni mindungui, ni cabezudo, ni tan siquiera noble, simplemente aragonés.
No quiero la independencia en bruto. Quiero que se me reconozca MI independencia. Quiero ser ciudadano independiente dentro de una sociedad independiente, que admite ser libre para estar junto a quien quiera estar. No es complicado de entender. Es muy positivo estar con quien queramos estar. Y yo hoy quiero estar con España, pero sin que me obliguen a ser murciano, castellano o extremeño. Que se respeten y defiendan mis debilidades como parte de un todo, y se me exijan mis deberes como parte también de ese todo. Pero si desde Madrid o desde Sevilla se entienda que por ser aragonés soy una cosa lejana y pequeña, un “trozo”, entonces aquí las cosas hay que empezar a exigir que cambien. Sea la persona aragonés o catalán o vasco.
El mayor problema de que España se rompa lo da la actual situación absurda de no querer entender la historia, esa realidad social que se va escribiendo cada día. La historia no es pasado. La historia es también presente. Ante los problemas hay que plantear soluciones y nunca agachar la cabeza. En el caso catalán algunas sentencias del Tribunal Constitucional hicieron tanto daño que ya sólo quedaba modificar la Constitución. Hay que admitirlo. La Constitución se hizo muy abierta, flexible. Pero si algunos han intentado convertirla en dura, en rígida, han roto el espíritu con el que nació y la han convertida en artrósica e ineficaz. La han llevado a ser vieja sin haberla desarrollado.
Podemos representa la única fuerza de izquierdas en estos momentos en España. Y se ufanan algunos medios en decirnos que es el coco, que da miedo, que es el terror bolivariano. ¿Por qué da miedo Podemos hoy y no dió (casi) miedo el PSOE en 1982, cuando salíamos de un Golpe de Estado y teníamos la OTAN con dudas? ¿Acaso ya sabían entonces que NO era de izquierdas, aunque así lo creyeran los militantes y votantes del PSOE? Cuando entró el PSOE lo hizo con un listado de reformas para los primeros 100 días que era tremendo. Si, 100 medidas para el Cambio. La medida 87 de aquel programa del PSOE PSC decía: “Garantiza el autogobierno solidario de las diferentes nacionalidades y regiones”. Y cuando en el año 1982 ganó el PSOE, a nadie le dió miedo aquello. El Presidente del Gobierno en aquella campaña electoral dijo en varias ocasiones: “El pueblo quiere socialismo y cambio”, y a nadie se le rasgaron las vestimentas pensando que España se iba a hundir. ¿No será hoy Podemos el PSOE del año 1982 y por eso da tanto miedo a los que desde entonces han tomado el poder para modificarlo muy alejado de su programa electoral de 1982?
Julio M. Puente Mateo