Quién nos lo iba a decir: ser
admiradores de la Guardia Civil después de las algaradas que montaban los
iletrados sargentos de los años 70 en las casas cuartel, aplicando las Leyes de
Orden Público de la época. Función bien represiva que cumplieron encantados sus
altos cuadros locales.
Pero desde entonces, hemos tenido
la evidencia de lo que supone en materia de robos de maquinaria y viviendas la
desaparición del servicio en el medio rural, visto cómo llegan antes a los
siniestros que las policías locales –lo que debería ser sonrojante para ellas
pero circunstancia a la que asisten impertérritas las Corporaciones, que
prefieren que no actúen ante determinados votantes-.
También hemos podido valorar por
su ejemplaridad al Seprona, único garante real del cumplimiento de medidas de
defensa del medio ambiente en los suelos rústicos fuera de Zaragoza ciudad, su
participación más allá de los agravios comparativos en los accidentes de
tráfico… El control sobre vertidos irregulares de purines nocturnos o denuncia
del abandono de animales muertos en clamores que llevan a cabo. El enorme
territorio aragonés ha sido un parque temático de quads franceses vendido desde
la propia Aragón.
Calcenada: para el disfrute del Moncayo desconocido
es necesario cortar y desviar el tráfico de bastantes carreteras comarcales.
Por ello, en ausencia de una
verdadera y necesaria policía civil aragonesa, dirigidos con las menores
retribuciones de los cuerpos de seguridad hacia un verdadero servicio público
por las subdelegaciones… nadie puede tener una visión crítica sobre su labor en
los tiempos que corren.
Al contrario, hoy es noticia qué
sucede cuando no existe reposición de sus efectivos: el cierre de cuarteles en
el medio rural y la concentración en un único evento por día de los efectivos
disponibles.
La organización de la Quebrantahuesos es un
verdadero quebradero para Escartín y CC Sabiñánigo. Muchas horas de duración,
dos recorridos, dos estados… Muchas posibilidades de hipotermias, ataques,…
Todo un reto.
Y la Calcenada, la
Quebrantahuesos, el Clásico Altas Cinco Villas, las andadas por el Reino de los
Mallos o las concentraciones de vehículos históricos a los que nos lanzamos
todas las comarcas aragonesas, buscando un evento diferencial y fuera de
temporada alta, de la disponibilidad de efectivos de dicho cuerpo depende.
Podemos perderlos de una forma estúpida pero irreversible.
25/05 Luis Iribarren