España lidera en Europa el consumo de cannabis y Aragón se encuentra en el grupo de cabeza del Estado. Algunos manifestantes en el Día Mundial de la Marihuana (hay días para todo) solicitan la regulación del consumo de dicha droga, lejos de intentarla erradicarla o solo tomarla como fines terapéuticos. Ampararse en su legalización basándose en el derecho fundamental que cada persona tiene a elegir cómo llevar su vida, no debe valer. Sus efectos desde una perspectiva de salud pública generan costes anuales de cientos de millones a la sociedad, amén de problemas personales y familiares, incluido el maltrato. Venta y consumo llegan a muchos colegios e institutos, sin que la mayoría de los jóvenes que la consumen perciban el riesgo ni el peligro que ello entraña para sus vidas. La adolescencia es una edad crítica para la formación de la persona, a nivel físico, emocional, social o académico. Vivimos tiempos difíciles para ellos, falta de prospectivas y factores de predisposición, fracaso y acoso escolar, familias rotas, trastornos psicológicos, bajo rendimiento académico, falta de empleo y exceso de tiempo libre entre otras, llevan a más de cuatro millones de personas, la mayoría en edad muy temprana, al uso y abuso de sustancias naturales o sintéticas que alteran su capacidad física y mental.
Europa celebró también su día, pero la Unión Europea está más pendiente del acuerdo trasatlántico de comercio con Estados Unidos (TTIP). El nuevo gobierno que salga de las elecciones y el aragonés, tienen que implicarse con un plan de acción en materia de lucha contra las mafias y lobbies (que también los hay con traje y corbata) interesados en ese rentable negocio de la droga.
Daniel Gallardo Marin