Es verdad que el documento del PSOE zaragozano “112 medidas para reactivar Zaragoza” es un excelente catálogo para vender más de lo mismo, pero que comparado con las “hojicas” de ZeC pone colorao a cualquiera por las diferencias en el diseño y explicación. Ni con uno ni con el otro vamos a poder crear una Zaragoza del futuro. No se puede repetir más de lo mismo, ni acudir sólo a criticar al contrario. Con eso no se construye Zaragoza. Y menos la del futuro.
Si tuviéramos que hacer caso a los que nos dicta el Partido Popular sería peor todavía pues nos iríamos a los maceteros encima de la farolas, aunque su idea del TranBus no me pareció mala. En cuanto a Ciudadanos, ni están ni se les espera, para no cansarnos en la cita. Es decir, que o nos espabilamos o nos quedamos aparcados en la miseria. ¿Y CHA?
El principal problema de Zaragoza, hoy, también mañana, es un problema de confianza, de líderes, de capacidad para contar con los demás. Sean esos “demás” de tu mismo grupo político o de otros. No hay un PP, ni un PSOE, ni un ZeC, ni una CHA. Ni tampoco una IU o un sólo Podemos. Hay varias izquierdas, varias izquierdas dentro de cada grupo de izquierdas, y varias derechas dentro de cada grupo de las varias derechas. ¿Así es posible hacer algo interesante por Zaragoza? Pues no. Luego…, toca clarificar. Y en eso estamos. O no.
Cuando hay crisis de identidad, cuando las dudas se multiplican, cuando todos creemos que tenemos razón pero no hay razones para tantos, alguien debería calmar la pelota y ponerse a predicar. Esto es muy de sacerdotes, que me lo sé. Pero los griegos, antes del cristianismo, ya predicaban como curas y sin cruces. Liderar desde el púlpito y desde el pálpito es más viejo que las orillas del canal. Pero lo principal para predicar es dar trigo. Y tener quien te escuche. por eso se nota la falta de algún intelectual que empezara a dar zapatazos encima de la mesa aragonesa en busca de salida. Intelectual, periodista, cultureta, amigo de sus amigos, con capacidad para abrir puertas, conocedor de nuestro complejo carácter, y con ganicas de levantarnos a todxs de la mesa camilla sin que parezca un telepredicador de venta fácil. Vamos, toda un figura.