En el devenir de la historia muchas veces los políticos pecamos de imbéciles, de escasos de miras, de no saben ni tan siquiera jugar al ajedrez social. La prohibición de las esteladas en la final de la Copa del Rey de fútbol ha sido el ejemplo más sonoro y cercano de la idiotez mental y social de alguien que se cree que puede prohibir con un texto lo que es un clamor social.
Ir contra la libertad de expresión es un error en un país democrático. La única manera que funciona es con la prohibición de todo el sistema democrático. Y yo creo que no deseaban eso los que pensaron que prohibiendo las banderas esteladas de Cataluña se realizaba una acción positiva. De entrada hay ya un clamor en Cataluña contra España, es decir, un renacimiento otra vez y van excesivas, de que España les odia y son el enemigo.
¿Tamos tontos?
Un juez ha puesto cordura pero ya es tarde. Volvemos a recurrir a los jueces cuando los políticos somos incapaces de resolver los asuntos, o incluso como en esta ocasión, de crearlos. Si España tiene que ser gobernada por los jueces, vamos muy mal, amigos.
Pero los catalanes ya tenían preparado su Plan B. Habían decidido acudir al campo de fútbol con la bandera de Escocia. Que es otra bandera independentista, pero no prohibida en España, y que representaría en el campo de fútbol la misma idea, pero recurriendo a banderas foráneas. ¿Ese es el camino del entendimiento, de evitar problemas, de ser unos seres humanos inteligentes y con sentido común? Sí, me estoy refiriendo a los políticos cegatos que se creen que con prohibir se resuelve todo. No. Si hay libertad y sentido común, siempre hay soluciones. Incluso llevando una bandera de Escocia al partido, para sustituir a la reprimida.