Que cada cual asuma su
responsabilidad. El ofrecimiento ilusionante de CHA para conformar una
coalición aragonesa para el Senado, fue leal, de buena fe, pensando única y
exclusivamente en Aragón y en sus ciudadanas y ciudadanos, pero, la poca altura
de miras de algunos partidos políticos o, su dependencia de Madrid, ha hecho
que fracasara el intento.
Después de la intervención de más
de cien voces en su máximo órgano entre Asambleyas (Congreso), cuestión no
baladí, el partido decidió intentar todo lo posible para que la confluencia de
todas las fuerzas de izquierdas del país, arrebatará al Partido Popular su
mayoría en el Senado, lo que llegado el caso, eliminaría una mayoría de bloqueo
ante las reformas constitucionales que se avecinan, reformas que van a implicar
una nueva estructura del Estado y donde Aragón se juega mucho.
Desde CHA únicamente se pedía
generosidad, ámbito aragonés de decisión y respeto entre las diferentes fuerzas
componentes de ese espectro, algo que no se ha querido comprender por
determinados partidos que, sin demostrar la más mínima voluntad negociadora,
desde el primer momento han propuesto determinadas condiciones, sabedores de la
dificultad de aceptación por parte de otros miembros de la Mesa de Negociación.
CHA ha conseguido un hecho
histórico, una foto de unidad que ojalá hubiera dado lugar a un Pacto del Entendimiento, a una Albada Aragonesa, pactos como los que
en Aragón sabemos hacer, los llevamos en el ADN, es nuestra forma de estar.
En política no existen soluciones
perfectas, ni buenas, ni malas en sí mismas, su valoración tiene que ir en
función de lo útiles que puedan ser a la sociedad. La visión deformada de la realidad, que en
ocasiones los cómicos se pueden permitir, no puede aplicarse a la política con
mayúsculas. Las decisiones deben ser
tomadas en función de los intereses del pueblo y nunca a sus espaldas. Si bien, algunos parece que no han
comprendido que pasear por el callejón del Gato, no necesariamente nos debiera
convertir en risibles figuras esperpénticas con su asociado reflejo. La ficción
que se construye para reafirmar la propia existencia debilita a la política y
su noble función.
Estamos en una nueva época. Entre
todos tenemos que ganar un nuevo tiempo propiciado por la actitud activa de
unas nuevas generaciones que han tenido determinación y han dado un salto hacia
delante, y si no somos todos los partidos políticos capaces de ver por dónde
discurre el sentir de la ciudadanía, no habremos sabido comprender la mirada
ilusionada de quien todavía cree en la política.
Es curiosa la nueva situación, de
repente, hemos visto cómo ha cambiado la terminología al uso entre algunos que
se decían “nueva política”, pero de viejos usos. Han cambiado “empoderamiento
ciudadano” por el puesto que uno u otro debe ocupar en la lista electoral, sea
a jornada completa o partida; “emergencia social” por sorpasso; “los de arriba
y los de abajo” por derecha e izquierda,
y así un largo etcétera como ejemplos de un engaño planificado y
estudiado de impostura que no puede sino traer desilusión a la ciudadanía.
Aragón, país centenario y en
lucha constante por su supervivencia, debe tomar conciencia que ante la
ebullición de las fuerzas centrípetas, algunas de nuevo cuño, pero con viejos
ideales territoriales, no debería haber dejado pasar esta gran oportunidad, si
de lo que se trataba era de desalojar a la derecha de una posición mayoritaria
en la Cámara Alta.
No obstante, a pesar de los
acontecimientos o precisamente por haber sucedido, y de la miopía política
demostrada por algunos, CHA seguirá comprometida en intentar defender y luchar
por toda la esencia inmaterial de lo nuestro y por el presente y el futuro real de cada una y
cada uno de los que conforman este territorio, desde las instituciones, desde
el Gobierno de Aragón, con nuestro Presidente y Consejero José Luis Soro a la
cabeza y, también desde la calle, para que el día a día de todas y todos sea un
poco más llevadero, más feliz si cabe.
Humildemente…
Antonio Angulo Borque