Esta imagen es de Mariano Rajoy en la presentación de sus listas electorales por Aragón, donde se presentan el Partido Popular “en confluencia “ con el PAR. Las imágenes de los medios resultaron curiosas ese día, tanto que producen envidia. Hablamos todos en estos días de la confluencia en Aragón de la izquierda, pero las diferencias de respeto entre esos ejercicios de confluencia entre la izquierda y la derecha son tan amplias que producen dolor e idiotez.
El PP vino a Aragón no sólo para hablar con el Presidente del PAR, no sólo para firmar el documento de confluencia, sino para salir juntos en varios actos. Detrás de esta imagen podemos ver el logotipo resultante de esta confluencia de las derechas aragonesas. No sólo son del mismo tamaño sino que visualmente es mucho mayor el del PAR por su propio diseño. Y nadie (o casi) se ha rasgado en el Partido Popular las vestiduras.
En las pequeñas (pequeñísimas) negociaciones de la izquierda aragonesa para configurar una confluencia, fue imposible que CHA lograra hablar con Echenique de tú a tú para obtener una respuesta clarificadora. Ya no comento el poder reunirse con Pablo Iglesias o que este viniera hasta Aragón a verse con la gente de CHA. Del logotipo resultante en esa confluencia tampoco hablo. Del nombre en papeletas ni lo nombro. Es pecata minuta.
Pero sería bueno que se supiera a qué minuto hubo que llamar por teléfono para saber una respuesta, quien llamó, quien respondió, para poder entrar los negociadores de CHA a una reunión muy importante de Chunta Aragonesista donde se decidía qué se iba a decidir sobre Aragón.
Cuando se habla y se juzgan decisiones, sería bueno que todos supiéramos los motivos que a unos partidos les lleva a unas acciones y otros partidos a otras acciones. El Partido Popular ha realizado excesivas decisiones negativas para Aragón. Pero para el Partido Popular lo de menos es un logotipo, un abrazo del oso, una reunión o una llamada telefónica. Lo de más son sus objetivos, lo que él cree que debe seguir haciendo en Aragón. Las formas siempre importan. Y el ninguneo y el desprecio también importan, pues todas son personas. Las unas y las otras. Y nada es casualidad.
Julio M. Puente Mateo