Ser político es un marrón, da igual en qué escalón te encuentres. Es un trabajo mal comprendido, mal tratado por los espectadores de lo que haces, ingrato y muy mal pagado en todo tipo de sueldos. Y decirlo fuerte y claro es un ejercicio sano, pues sólo nos queda el derecho al pataleo. Es verdad que el político lo es porque así quiere (queremos), luego algo tendrá, se dirán los más. Y es cierto siendo falso. Hay miles de personas que trabajan GRATIS por los demás en decenas de posibilidades. Algunas mucho más duras que ser político. Y ni los unos ni los otros son tontos ni jetas, por hacer aquello que creen deben hacer, poniendo su tiempo, su teléfono, sus impresoras y su gasolina. Por el morro.
Pero es que ahora ser político es una cuestión de fe en tus propios deseos de sufrir. El ciudadano de calle no sabe que no hay (casi) horario. Que tienes que escuchar casi todos los días conversaciones donde te insultan en general. Que lo que se solicita por los vecinos es en muchos casos imposible y encima si se les explica las dificultades se nos tacha de vagos y casi de maleantes. Que los pocos políticos que cobran ( si, si, muy pocos en comparación a la suma total, aunque esto produzca carcajadas en los lectores) se llevan menos sueldo a su casa que un Director de Gestión o incluso que un mando intermedio de una gran empresa. Y además mucho más analizado, revisado, publicitado. Si un Director Gerente tiene que imprimir un folleto se lo encarga al amigo de su vecino. Si es un concejal quien necesita el folleto, que ni se les ocurra presentarse al concurso los vecinos de los amigos, que lo joden vivo. ¿Que el sueldo de un político se paga con dinero público? Claro, como el de los militares, los jueces, los médicos o los maestros. Y estos no tienen que publicar sus declaraciones de hacienda ni tienen que explicar que el piso es a medias con su pareja.
¿Pues que dejen de ser políticos? Se dirá muchos. Y efectivamente eso es lo que hacen muchos. Dejarlo, irse. Y quedan los que quedan. Y sin políticos vivía un tipo bajito, o eso hemos creído todxs, y sin políticos desearían vivir muchos otros sátrapas repartidos por todo el mundo. Queremos tener los mejores dentistas, los mejores mecánicos para la moto, los mejores carniceros, los mejores presentadores de televisión, pero en cambio queremos los políticos más baratos y los que no se quejen. Sólo les pedimos que sean guapos, tengan carisma para salir en los medios y quieran cobrar poco sueldo. Jodo con el futuro.
Julio M. Puente Mateo