26.6.16

Ha ganado el PP, pero ha perdido la izquierda, sobre todo

Desde la política activa debo reflexionar con calma los resultados que se nos van dando en unas Elecciones Generales que son muy buenas para el PP, muy malas para Ciudadanos y PSOE y malas para Unidos Podemos.

Admitir que el “quietismo”, que las escuchas y mangoneos, que la corrupción sistemática, que las negativas por liderar los procesos de responsabilidad que dan los gobiernos, son las de que dan diputados y opciones de gobierno, nos cuesta mucho asumirlo, y en cambio debe servir para que la izquierda se replantee qué debe hacer en aquellos territorios donde no está sabiendo comportarse para lograr que su sociedad la apoya, la elija, le entregue la responsabilidad de resolver los problemas.

Cuando los números sean definitivos analizaré esos resultados para Aragón, para Zaragoza, donde hay que recordar que CHA no se presentaba muy a mi pesar, pero donde hay que analizar en la medida de lo posible, todas las opciones analíticas.

De momento lamentar que la izquierda en España no haya sido capaz de transmitir sus planteamientos y soluciones a los problemas, lo que nos debería obligar a ponernos a pensar con calma, qué estamos haciendo muy mal, qué debemos cambiar en nuestra forma de trabajar, qué podemos hacer. Si seguimos jugando a quejarnos, a no entender nada,  a buscar culpables fuera y no dentro, podremos estar así eternamente. Pero lo malo es que la sociedad es capaz de aguantar todo, sin quejarse donde debe, que es al menos con el voto, y de eso somos también culpables desde la izquierda.

Es posible que pensemos más en los problemas de las personas que no nos reclaman soluciones y mucho menos en los problemas de la sociedad como conjunto, que es lo que marca futuro. Es posible que haya que pensar más en el concepto de sociedad, menos en el de personas, más en la macropolítica y menos en la micropolítica. Es duro asumir esto, muy duro, pero habrá que planteárselo. Y si la estrategia es otro, habrá que poner en esos puestos a los mejores para cada planteamiento político. Sea desde la macro o desde la micro. 

NOTA.: Por cierto, la intervención de Mariano Rajoy en el balcón de Génova es el ejemplo más claro de a donde va España, en qué nos hemos convertido, qué se puede esperar de todos nosotros en estos próximos años. No es triste, no es pena, es asco.