Esta imagen
son las ruinas de Zaragoza, en concreto de la Plaza de San Francisco, la actual
Plaza de España, en la Guerra de la Independencia. Estamos ahora en guerra, si,
la III Guerra Mundial en donde en vez de bombas de racimo o bombardeos a
ciudades llenas de civiles, bloqueamos a sociedades a costa de empobrecerlas,
restarles derechos, trabajos, posibilidades de futuro, sanidad, educación. Ya
iremos viendo cuan cruenta resulta.
Hay muchos cómplices
en estas batallas económicas contra los civiles más pobres. Ya hay muertos
también. Quien crea que estas jornadas de huelga son caprichosas, son vacías,
no forman parte de una batalla mucho mayor por desacreditar a países, por robar
a los ciudadanos de un territorio a costa de conseguir que otros países sean más
ricos, se equivoca.
Las crisis se
provocan, se resuelven o no se saben resolver. Se ganan o se pierden. Estamos
dentro de la III Guerra Mundial, que será muy larga y que de momento nadie sabe
hasta donde nos va a llevar.
Sobre las
ruinas de Zaragoza se ha montado —con los siglos— la libertad y una sociedad
muy válida. Ahora toca defenderla o simplemente mirar hacia otro lado. Cada uno
somos responsables de nuestras decisiones. Y la suma de todas ellas forman las
decisiones que hacen moverse a las sociedades. A veces avanzando, a veces
retrocediendo.