Francisco Pradilla fue un gran pintor zaragozano de
Villanueva de Gállego, que vivió entre el siglo XIX y principios del XX,
estudiando y trabajando en Madrid y Roma. Largamente premiado, fue Director de
la Real Academia de España en Roma y obtuvo reconocidos premios en Francia,
Italia y Alemania, además de en España.
Su casa en Villanueva de Gállego existía hasta ayer. Durante
meses se ha intentado salvar de la piqueta, pues siendo una propiedad privada,
nunca fue reconocida con ninguna protección cultural o histórica que la hubiera
salvado de la destrucción. No era un gran edificio de enorme valor artístico,
pero sí de un inmenso valor sentimental en una tierra en donde tan poco
cuidamos a nuestros antepasados que destacaron por algo.
Yo recomiendo viajar por pueblos de Cataluña, ahora que está
de moda criticar a los catalanes, para ver la gran cantidad de edificios
rescatados y reconstruidos, convertidos en pequeños museos, en donde solo se
recuerda el nacimiento o vida de poetas, escritores, hombres de la cultura, de
una importancia mucho menor que la de Francisco Pradilla. Pero en Aragón somos
muy…; bueno, no sé si tan siquiera somos.
Villanueva de Gállego ha perdido una señal histórica que le
hubiera permitido convertirse en una población con historia viva. Pero a cambio
ha logrado un solar vacío para que algún día hagan otro edificio de pisos como
los centenares que hay en su localidad. La DGA ha estado como siempre, lenta y
torpe. Da igual si gestiona el PP con el PAR o el PSOE con el PAR. Siempre es igual.
El Ayuntamiento de Villanueva de Gállego es un artista en saber emplear escusas
ya muy empleadas en este tipo de trampas, con fax que no llegan, llamadas
telefónicas que no se hacen, y una capacidad de mirar hacia otro lado que
asombra. Así nos vamos también, convirtiendo en más pobres.