Hasta el año
1845 no hubo agua de acceso libre en el centro de Zaragoza. En el verano de
aquel año se inauguraba el servicio de agua con la Fuente de la Princesa con el
dios griego Poseidón (en la mitología romana Neptuno, dios del mar) que hoy
está en el Parque José Antonio Labordeta, para que los vecinos pudiera acudir hasta ella
a recoger agua potable para beber. Hasta esa fecha eran los aguadores los que
servían el agua de boca por las calles de Zaragoza, aunque se habían realizado
algunos tímidos intentos de traer hasta los nuevos edificios de la ciudad agua
canalizada, pero sin éxito.
La Fuente de
la Princesa traía agua desde el Canal Imperial de Aragón, aunque en una primera
idea se intentó traer agua desde una zona llamada “Los Ojos de Pinseque”, pero
la falta de presupuesto municipal hizo que al final se optara por el sistema
más simple. El desagüe del agua de la fuente terminaba hacia la zona de la
Huerta de Santa Engracia, en el cauce del río Huerva.
Esto nos
enseña claramente en qué condiciones se vivía en la sociedad española, y lo que
hemos logrado avanzar en 150 años.
Aquella
Fuente de la Princesa tardó 12 años en ser construida y puesta en
funcionamiento, desde el 14 de octubre del año 1833 en que se le puso la
primera piedra hasta el 24 de julio del año 1845 en que empezó a correr el agua
por sus caños. A partir de aquella fecha los vecinos iban hasta la fuente a
cargar agua, bien a mano, bien con sus caballerías y teniendo en cuenta que
estaba instalada sobre una zona de tierra, los lodazales en la actual Plaza
España —entonces Plaza de la Constitución— eran constantes, lo que enseguida
obligó al Ayuntamiento a tener que realizar obras de andadores para poder
acceder con garantías a los laterales de la Fuente de la Princesa o de Neptuno.
El
escultor de la fuente fue Tomás Llovet, de Alcañiz y profesor de la Escuela de
Bellas Artes de Zaragoza, que se inspiró en la fuente de Neptuno del paseo del
Prado de Madrid, al que adoran los hinchas del Atlético de Madrid.
Hay que recordar que aquella plaza con la Fuente de Neptuno era el punto que daba inicio al nuevo Paseo de Independencia, que todavía no contaba con ningún edificio, hasta que en el año 1851 se entregan las primeras casas del novedoso Paseo de la Independencia.
Hay que recordar que aquella plaza con la Fuente de Neptuno era el punto que daba inicio al nuevo Paseo de Independencia, que todavía no contaba con ningún edificio, hasta que en el año 1851 se entregan las primeras casas del novedoso Paseo de la Independencia.
Estuvo en su
primitivo lugar hasta el año 1902 en que se desmontó para colocar casi en su mismo
lugar el actual monumento a las Mártires. La fuente permaneció en los almacenes
municipales cerca de Juslibol y desmotada hasta que se trasladó primero a otros
almacenes municipales en la calle Herismo y luego en el año 1933 hacia la zona
de las Balsas de Ebro Viejo. Ya el año 1935 y sin saber muy bien qué hacer con
ella aun saibneo que tenía un gran valor, se llevó hasta la arboleda de Macanaz
en donde se volviço a montar, aunque allí nunca tuvo agua por sus entrañas. Ya
en el año 1946 se trasladó de nuevo hasta su actual ubicación, en donde aquel
mismo verano volvió a tener agua corriente por sus delfines.
Los
constantes deterioros de los últimos años, algunos por parte de gamberros, y el
poco cuidado de restauración, la están
condenando a su destrucción.
Las imágenes son de la página web del Gobierno de Aragón.
Las imágenes son de la página web del Gobierno de Aragón.