El triunfo del brexit en el referéndum del Reino Unido ha desatado una tormenta económica y social en el propio reino y en el resto de la comunidad europea, que por primera vez Bruselas se enfrenta a la salida de uno de sus países.
El primer ministro David Cameron, en ese su órdago de llevar al pueblo británico a un referéndum con la creencia de reafirmar la presencia británica en la comunidad, nunca pensaría en un resultado tan demoledor para los intereses de la isla y los del propio continente.
Más con un “estatus especial” de Londres en el Club, que ningún otro país acumulo tantas excepciones. El triunfo del también conservador Boris Johnson, invoca ahora al artículo 50 del Tratado de Lisboa para que en los dos próximos años la independencia británica sea total con respecto a la CE.
Irreversible proceso que crea un tsunami de proporciones difíciles de prever. En su primer impacto la libra, el euro y las Bolsas de los países con mayor economía en el mundo sufren una caída espectacular. El peligro de esta ruptura pudiera ir más allá, extrapolándose a otros países y alterando la estabilidad de la comunidad europea.
La ultraderecha francesa y holandesa ya pide referéndums para salirse. Aragón no queda ajena la nueva situación planteada, barreras arancelarias y pasaportes pueden dificultar a las más de cuatrocientas cincuenta empresas, mil millones de negocio, y el diez por ciento de la exportación total aragonesa a ese país.
Proyectos desde Bruselas para nuestra comunidad Aragón pudieran verse afectados de algún modo. También está la duda de los derechos de los ciudadanos. Trabajadores y su diáspora británica más de doscientos mil en activo o jubilados, pudieran por la pérdida de valor de la libra ver rebajado su poder adquisitivo.
Dos años han de ser suficiente para crear un nuevo marco que cambie el nuevo rumbo de la comunidad europea. Cameron tras prender la mecha, huye del fuego. Mientras algunos países miembros ante la irresponsabilidad británica, ya hablan de vendetta por su desafío.
Daniel Gallardo Marin