Ya está puesta la primera piedra del cuarto proyecto zaragocista del Real Zaragoza para salir del pozo de la Segunda División de fútbol. El aragonés Luis Milla se va hacer cargo de las riendas, y prestigio como jugador no le falta. El turolense vistió las camisetas de los principales clubes del panorama español y la de la selección española sub 21, durante unos años. Difícil misión le espera al aragonés, en un equipo con un presupuesto mínimo, con una lista de unos cuantos jugadores de un alarmante rendimiento y con contrato en vigor y una afición hundida que tardará mucho tiempo en olvidar la humillación de Palamós.
La segunda piedra es el jugador Alberto Zapater, aragonés hasta el tétano, nunca ha dejado de pensar en su Zaragoza, “el mejor del mundo” como dijo entre lágrimas cuando se marchó. Ni él sabe cómo responderá en el campo tras pasar tres años de baja médica. Sinceramente creo que su fuerza moral va a ser la "zapaterina" que nos hacía falta tanto en el vestuario como en terreno de juego, capacidad de lucha y liderazgo que puede aportar nuestro ejeano para un equipo que ha adolecido de ello.
Y la tercera piedra, todavía mucho más positiva que las anteriores: Aragonesizar el Real Zaragoza, con técnicos y jugadores orgullosos de haber nacido en esta tierra o con pasado zaragocista ha de ser ese plus que aporte sentimiento y nos haga mejores. Y esa es la clave.
Técnicos y Jugadores como Zapater que impliquen a los nuevos a sumarse al proyecto, sin temor, sabiendo a dónde vienen y lo que se espera de un equipo que no debiera permanecer un año más en esta categoría impropia. “Puedes poner piedras en mi camino pero seguro que lo conseguiremos”. Por el prestigio del club, porque somos una afición de primera y una gran ciudad.
Daniel Gallardo Marin