Mira, una ciudad eres tú. Una ciudad no
es solo calles y parques, comercios y oficinas. Si no tiene personas no es
nada. Si no tiene hogares no es ciudad. Y para que haya hogares debe haber
seguridad de que vas a tener seguridad.
Seguridad en los servicios, en los
accesos, en la economía familiar, en la sanidad y educación, en la
habitabilidad. Y sobre todo en que no te van a engañar.
Si tu compras un electrodoméstico que te
han avisado hace de todo y además es muy barato, y cuando te lo llevas a tu
casa observas que solo hace la mitad de lo prometido, te sentirás engañado. No
pensarás que el precio ha sido bajo, no lo compararás con el precio de los que
te ofrecen todavía menos de lo logrado por este. Simplemente te sentirás
engañado pues la expectativa era mucho mayor a lo logrado.
Por eso estamos ahora en España como
estamos. Nos sentimos engañados. Hace siete años nos dijeron que esto era una
lluvia fina, nos engañaron por no contarnos que era una tormenta perfecta. Nos
engañaron por no decirnos que a ellos también les habían engañado incluso los
suyos. Y nos han seguido engañando diciendo que esto se resuelve como lo están
intentando resolver.
Las sociedades, las ciudades, cuando se
sienten engañadas se vuelven inseguras. Es decir, peligrosas. Pierden la
seguridad y solo tienen dos caminos. Creer que alguien le va a volver a
entregar esa seguridad. O salir a la calle a buscarla.
El segundo sistema se ha empleado en
muchas ocasiones en la historia de la humanidad. Siempre con más inseguridad y
empleando la violencia. El primer sistema a veces ha funcionado, y a veces no.
Quien crea que la sociedad mejora en una línea recta no se ha fijado en las
formas de pensar de las sociedades romanas, griegas o de la antigüedad. No
hemos cambiado tanto para lo que hemos avanzado en tecnología. O mejor
explicado, no hemos cambiado casi nada en lo social, pero mucho en lo que nos
rodea o envuelve.
Las ciudades son el cogollo donde viven
las ideas, las expectativas, los cambios, las revoluciones, las violencias, las
soluciones. Y curiosamente todo queda engranado sin unos planos bien diseñados.
Estamos cambiando la sociedad sin haber planificado antes a donde queremos ir. Sabemos que en este 2015
van a cambiar muchas cosas en España, pues va a cambiar la política que es el
motor de mucho, aunque ahora esté defenestrada. Pero nadie ha podido planificar
una hoja de ruta, pues depende el cambio de muchas hojas de ruta diferentes.
Incluso podríamos decir que en estos
próximos 11 meses van a suceder cambios que hoy no podemos prever. Nadie, ni
los protagonistas. Por eso es tan interesante seguir atentos y en actividad.
Por que cada uno de nosotros somos importantes para diseñar la hoja de ruta.
Aunque se empeñen en decirnos que nosotros no somos importantes. Por cada uno
de nosotros que no seamos importantes, ellos, sentirán que son doblemente importantes.
Tú decides.
Julio M. Puente Mateo