Ayer nos enterábamos del cambio en el
sistema de adscripción de alumnos en Zaragoza que pasan de la Educación
Primaria a la Educación Secundaria Obligatoria, lo que llevará a muchos niños,
sobre todo del Distrito Rabal, a tener que salir de su Distrito y a perder toda
la coordinación del bilingüismo, de los sistemas educativos coordinados entre
Institutos adscritos con Colegios, con 12 años y en muchos casos sin
posibilidades de poder pagar autobús que les lleve cuatro o cinco kilómetros a
su nuevo colegio y todo por una nefasta planificación.
Pero además me enteré de un repunte en
las expectativas del Partido Popular, en un periodo en que la calidad laboral,
educativa, sanitaria, política o social está bajo mínimos. ¿Qué ha hecho por
Aragón, por Zaragoza el actual gobierno de la DGA en estos cuatro años?
Parece incompatible que los ciudadanos
tengamos una memoria tan escasa, que perdonemos con suma facilidad corrupciones
salidas o por salir, entendamos que los mejores gestores posibles o son los que
no sabemos qué son capaces de hacer o los que ya sabemos qué están haciendo.
Desde el conocimiento de lo que se pretende, sin
duda en el caso del PP en Zaragoza acabar con la calidad de la educación pública,
de sus programas de
bilingüismo, a uno solo le entran ganas de rendirse, de abandonar. Pero no por los enemigos
de las ideas propias, sino por los que están sufriendo los embates de los
juegos para hacer trampas.