Zaragoza está dormida y no la quiero
despertar. No es la letra de una conocida jota, es una realidad al alcance del
ciudadano al darse un paseo por sus calles, y observar que poco o nada ha
cambiado en estos últimos años en nuestra Inmortal ciudad.
Años perdidos solo excepcionalmente
por algún brote verde (axioma muy utilizado por el gobierno central), con
la construcción de la Línea 1 del tranvía, y alguna que otra obra privada,
rompe de tanto en tanto la monotonía de mi querida ciudad. Nos dicen que el
Ayuntamiento ha estado intervenido por el Estado al sobrepasar el déficit
permitido, por lo que se han impedido llevar a cabo todo tipo de
inversiones.
Ejemplo vergonzante es tener una
infraestructura como el túnel de salida de la A68 desde el Portillo, esperando
su apertura después de más de seis años de su terminación, algo impensable en cualquier
otra gran ciudad del Estado e incomprensible para el sentido común. ¡Que
no se abra al tráfico una obra tan importante para Zaragoza es prácticamente
una situación kafkiana!
Pero más lo es que siga estando en el
programa electoral del 2011 del señor Eloy Suárez (como el arreglo de la
Avenida de Cataluña), y no haya hecho nada. ¿Lo volverá a poner en el programa
electoral de este mayo 2015? Quizás sea esta la razón por la que según
qué proyectos, aquí se eternizan.
Cuarto Cinturón con un intenso tráfico
sin luz en sus farolas desde el día después de inaugurarse o algunas de las
infraestructuras que nos dejó la Expo 2008 serían entre otros muchos, ejemplo
de dejadez. Llegan las elecciones y ya ardo en deseos de conocer las milongas
con las que algunos políticos volverán a regalar algunos oídos.
Daniel Gallardo Marín