Imagen del fotógrafo CHRISTOFER FURLONG |
La matanza de 17 personas en París por el
atentado yihadista, (neologismo utilizado para denominar las ramas más
violentas dentro del Islam político) ha conmocionado al país galo e impactado a
medio mundo. Que se reunieran más de 20 presidentes de países (uno de ellos
ironías de la vida, Benjamín Netanyahu primer ministro israelí) en una
multitudinaria manifestación a favor de las libertades y contra el terrorismo
es un gran paso que quiere conseguir que nadie imponga sus ideales políticos o
religiosos, llámese Al-Qaida, Hamas o Al-Yihad.
Dicho esto, ¿por qué no se reacciona
igual cuando mueren miles de mujeres y niños árabes en ese continúo terrorismo y
durante décadas que se vive en medio Oriente, alimentado por Estados Unidos e
Israel?
Jaim Herzog expresidente israelí, llego a
decir “no son seres
humanos, no son gente: son árabes”.
¿O, por qué no se ha levantado la
comunidad internacional contra el ¿asesino? Boko Haram? Miles de refugiados
kurdos en países como Líbano, Jordania o Turquía entre otros países, han vivido
un autentico genocidio en su huida del terrorismo de los gobiernos sirios,
iraquí e iraní. La terrible guerra en Afganistán, la casi guerra civil en el
este de Ucrania, Libia…, o países donde no existe una guerra propiamente dicha
pero la violencia anónima y diaria es ya un rasgo genético, golpea nuestros
recuerdos.
Que ese apoyo por la paz y el derecho a
vivir libremente y con plena libertad de expresión, visto en la manifestación
de París, trascienda las fronteras de Francia y sirva también para luchar
contra el fanatismo asesino de los que quieren imponer con las armas sus
creencias religiosas, políticas y sus ambiciones.
Daniel Gallardo Marín