Ayer decía el señor del bigote —sin
bigote— una frase que resulta perfecta para analizar desde todos los partidos políticos,
el momento actual de confección de lista electorales, de programas, de ideas
que trasmitir a la sociedad ávida de soluciones.
“¿Aspira
realmente el Partido Popular a ganar las elecciones?”
Deberíamos hacer un ejercicio mental
cambiando el nombre del Partido Popular para poner cada uno de nosotros,
militantes y votantes, el nombre del partido político al que vamos a aupar con
nuestro voto. ¿Aspiran realmente cada uno de ellos a ganar?
Vamos a hablar del Ayuntamiento de
Zaragoza.
Algunos partidos políticos ya dan la
sensación de que simplemente aspiran a quedar igual, otros a quedar lo menos
mal que puedan para salver despachos, otros a subir un poco o a no desaparecer, incluso los hay que esperan simplemente
ascender lo suficiente como para incidir en la composición del Ayuntamiento.
Los hay que se conforman con entrar por primera vez y otros a entrar otra vez
tras muchos años desaparecidos.
¿Pero cuantos aspiran realmente a gobernar desde la
mayoría más que suficiente?
La sociedad solo va a escuchar y elegir a
aquellos partidos políticos que de verdad demuestren que ellos SI aspiran a
gobernar. Que saben gobernar, que tienen soluciones para todos los problemas de
las personas, de la ciudad, de las instituciones. El votante se va a encontrar
con un listado realmente impresionante de opciones a la hora de elegir. Incluso
ya se están sisando candidatos entre algunos, rascando en las listas los
puestos para colocar a los más visibles arriba, aunque hayan sido gentes
conocidas en otras listas anteriores. Es la trampa del momento.
No importa
tanto, parece, los programas y las capacidades manifestadas con rotundidad,
como los nombres mediáticos, conocidos, robados a otras opciones pues estamos
en tiempos de renovación, de derrumbe, de transformación. Hay que cambiar todo
para que nada cambie. Hay que mirar entre los escombros para ver si alguien ha
olvidado los diamantes. Jope qué meses tan interesantes para quien le guste analizar la política.
Julio M. Puente Mateo