En el setenta aniversario de la
liberación del campo de exterminio de
Auschwitz por las tropas del Ejercito Soviético, merece la pena tener en
este blog un recuerdo hacia las víctimas y ante los verdugos, sobre todo para no olvidar la memoria.
En un tiempo en el que nuevas
generaciones en toda Europa, descerebradas y conscientemente olvidadizas de lo
que allí sucedió prestan su apoyo a partidos políticos de corte
ultraderechista, resurgidos de las cenizas provocadas directamente por la quema
de cuerpos humanos indefensos, es
importante que visualicemos en nuestro interior el humo de las chimeneas del
centro de exterminio para tener presente la historia.
Oír las voces de tres de los
supervivientes en el homenaje mundial celebrado en las instalaciones del propio
Campo de Auschwitz, ponía los pelos de punta, la piel quería gritar en un
lamento infinito de dolor ajeno y la garganta ahogaba el llanto como lo hacían
las de todos los allí asistentes. Tragaban saliva, se les enrojecían los ojos,
se removían en sus asientos como si asistieran al estreno de algo imposible de
creer. A los "huéspedes" de Auschwitz presentes en el acto, no les
quedaban lágrimas, solo miradas profundas y vacías y, en ocasiones, una mueca
como todo símbolo de sonrisa, reflejo muscular quizás propio de su avanzada
edad.
La destrucción humana llevada a
cabo no fue solo física, sino que también se
quiso aniquilar moralmente al diferente: al judío, al gitano, al
homosexual, al republicano, a los prisioneros de guerra, etc. hasta hacerles
sentir que no eran nada, hasta tal punto, que los que allí estaban deseaban
sentir que morían, deseaban sentirse muertos.
Duras palabras sobre hechos
dantescos, inhumanos, terribles de soportar, tan terribles, incluso para los
propios asesinos, que el régimen ideó formas para que éstos no sufrieran el
rigor psicológico de sus abyectas acciones.
En países europeos como Grecia,
Francia, Alemania, Finlandia, Dinamarca, Holanda, Hungría, Austria, Italia y
Reino Unido, existen partidos ultraderechistas que han conseguido
representación parlamentaria. Ciertamente no todos pueden considerarse neonazis,
pero la mecha está encendida y eso es
responsabilidad, en parte, del olvido de la historia. Algo que jamás nos podemos permitir.
Antonio Angulo Borque