1.1.15

Despoblación en Aragón, dolorosa despoblación en Teruel

Qué fácil resulta hablar de igualdad de derechos,  de solidaridad entre comunidades, o de que nadie es más que nadie. Mira si es fácil que tanto Mariano Rajoy como el actual monarca lo han dicho en sus discursos navideños. 

Pero qué fácil resulta decirlo desde sus privilegiadas situaciones y, sobre todo, desde una de las Comunidades que acaparan todo cuanto de progreso e inversión llega desde el Estado. Privilegios compartidos con alguna que otra comunidad que no está por la labor de compartir, más bien todo lo contrario, sino de acaparar cuanto más mejor, en detrimento de territorios de la otra España en los que ya no queda casi nadie. El ejemplo del Aragón que pierde, es tristemente elocuente.

Lugares como nuestra provincia turolense que en pocas décadas ha perdido la mitad de su población y se desalma lánguidamente, mes tras mes, año tras año. Solo el maravilloso entorno natural  y la nieve frenan esa dañina despoblación que lleva pareja la falta de prestaciones básicas que el supuesto estado de bienestar solo prima a las grandes poblaciones.

Los años de dictadura unidos a los gobiernos centralistas que contentan a quienes más gritan, con la complacencia, de gobiernos autonómicos aragoneses que lejos de enfrentarse a su propio partido ante semejante abandono y desidia  han agudizado el problema, dándonos la espalda. Pero tragan. Ya lo creo que tragan.

Cierres de la minería en Teruel, malos caminos más que carreteras, trenes y vías más propios de épocas de posguerra, frenan posibles inversiones que ayudarían a fijar población.

Triste liderazgo  el de Aragón con sus pueblos deshabitados y con la tasa más baja de habitantes por kilómetro cuadrado de la Península Ibérica. Así que,  señor presidente y nuevo monarca, ser solidario es ocuparse y no solo preocuparse, con inversiones que lleguen para frenar la despoblación de Aragón. Y, como esto —año tras año— no sucede, vayan con su cuento a otra parte.  

Daniel Gallardo Marín