Los grandes equipos deportivos hacen
fichajes sonados, importantes. Lo hacen para ganar. Pero también para crecer en
respeto, para ser tenidos en cuenta, para dar moral a sus otros jugadores del
equipo. Las ciudades nunca han hecho esto. ¿Nunca?
Sería bueno que las ciudades lograran
hacer fichajes para sus urbes. Tener un buen plantel de vecinos de gran
talante, de extensa cultura, de reconocida capacidad para enseñar, para crear
sinergias, para abrir caminos. Sin duda esto atraería a otros ciudadanos que
desearían venirse a vivir a la ciudad donde vive Fulanita o Menganito.
Una ciudad que supiera cuidar los
fichajes, sería una ciudad reconocida. Y no pongo ejemplos, que los hay aunque
no en España. Sería una ciudad que saldría en los papeles, que atraería
empresas, que serviría para —como poco— crear envidias. Unos investigadores,
unas creadoras, unos filántropos, unas escritoras, unos artistas, unas
filósofas o médicas o juristas de reconocido prestigio. Una Universidad de prestigio llena de humanistas, locos por enseñarnos a todos.
Pensemos ahora para continuar, con qué tipo
de ciudad podríamos atraparles, con qué tipo de servicios y de calidades
urbanas seríamos capaces de convencerles de que Zaragoza es una ciudad
excelente. Efectivamente tendríamos que suprimir la niebla, pero para eso
traemos a personas de primera fila ¿no? Gente que entiende incluso de nieblas.
¿Qué debería ofrecer Zaragoza para que
personas de prestigio se fijara en esta ciudad como urbe a la que estarían
dispuestos a venirse a vivir?
Pues si somos capaces de responder a esta pregunta
tan sencilla, ya tenemos un programa electoral realizado para mayo 2015. Es así
de sencillo, es eso lo que necesita Zaragoza y sobre todo lo que necesitamos
los zaragozanos.