Modulos escolares de diferentes calidades |
A raíz de las malas decisiones de la DGA
con la planificación educativa de los alumnos que deben ir a institutos,
vuelven a surgir por las redes sociales críticas a la mala planificación urbana
de Zaragoza en las dos anteriores décadas, pero que es extensible a cualquier
ciudad grande.
Es cierto que antes de hacer crecer las
ciudades hay que planificar muy bien todo lo que esto supone, y nunca actuar
con régimen de urgencia o de necesidad, ni incluso cayendo en la trampa de
tener que actuar allá donde realmente se puede por condicionantes económicas o
de oportunidad.
Zaragoza es un claro ejemplo de esto último, que tuvo que “inventarse” Valdespartera
y Arcosur para evitar un abuso excesivo en el precio de la vivienda en tiempos
de auténtica burbuja urbanística manipulada, poniendo en el mercado pastillas
de terrenos urbanos baratas para poder acoger los nuevos crecimientos de población
con garantías de sujetar los abusos en los precios, dominados estos por muy
pocas familias.
La realidad es que si aquellos estudios
de crecimiento fallan, en este caso por una crisis brutal, y la ciudad no crece
lo planificado, nos encontramos con dos problemas.
A/ Zonas urbanas nuevas imposibles de
desarrollar en condiciones.
B/ Un vaciamiento progresivo y peligroso
de ciertas zonas “viejas”
de la ciudad y una paralización del desarrollo en otras
zonas de las ciudades, más oportunas y baratas de desarrollar para la propia
ciudad, que tienen que competir en desigualdad de condiciones con las nuevas
zonas de la ciudad ampliada.
Un barrio siempre va evolucionando en la
misma medida en que va evolucionando la edad de sus habitantes. Van cambiando
las necesidades, los consumos, el diseño, el pulso vital de la calle, los gritos
de los vecinos reclamando unas u otras necesidades. Todos los barrios deben
tener diseñados estos ciclos de recambio generacional. Deben tener espacios que
permitan el esponjamiento del crecimiento nuevo que sea recambio del que
desaparece.
Si un barrio se crea todo a la vez, esto
es muy complejo de lograr. A los tres años de meter 10.000 personas en un
barrio nuevo, gente joven en general, se suelen necesitar unos 2.500 plazas
escolares entre los nacidos y los niños que
traen los nuevos habitantes dentro de todos los componentes familiares. A los
20 años de haberse creado el nuevo barrio habría que cerrar la mitad de los
colegios creados, pues ha decaído brutalmente la necesidades educativas, pero
en cambio han ido creciendo las sanitarias y deportivas. Esto es inevitable y
debe ser diseñado en toda planificación urbana.
No es sencillo crear instalaciones
educativas de calidad que sean trasformadas según sus necesidades aunque sin
duda se está estudiando este asunto en muchas ciudades. Todo depende una vez
más del método de planificación y de intervención con calidad sobre los
problemas que afectan a las personas. También en módulos educativos hay muchas
diferencias de calidad, tanto en su exterior como en su interior. Todo es
susceptible de hacer bien, incluso de hacerse muy mal. Depende de quien está al
cargo de las decisiones.