6.2.17

No es un problema de Cataluña. Es un problema para todos

Somos incapaces fuera de Cataluña de entender qué sucede, qué se necesita, qué posibilidades tenemos desde la política para resolver este serio problema. Tenemos una cierta costumbre en España de resolver los problemas políticos en los juzgados, donde menos se puede hablar y escuchar, y donde más se toman decisiones sin tener en cuenta ni los momentos ni las circunstancias. Ni el futuro que viene tras las sentencias. Con Cataluña va a suceder lo mismo y lo volveremos a pagar y a penar, durante años y a plazos.

No tiene ningún sentido que no hayamos sido capaces desde ninguna acera, de saber encontrar un diálogo mínimo ante el problema catalán. Hay muchos que piensan que no es un problema, sino un reto, un desafío, y que estos conceptos tan simples difieren mucho de los planteamientos y de las soluciones reales de Cataluña en este devenir hacia la independencia. Pagaremos a plazos la sentencia, y la pagaremos cara. Endiñar a la justicia lo que es un problema importante de la política, es de una incapacidad preocupante.

El ejemplo de hoy, llevando ante el juez a Artur Más y dos de sus ministros, sumado a los comentarios absurdos de la mayoría de los periodistas opinadores, azuza el problema, ayuda a enquistarlo, incapacita a los políticos, que ofrecen la solución de los juzgados, cuando es un problema que tan sólo se puede encauzar desde la política y el diálogo. Estas realidades, estos pasos históricos, no ayudan a resolver el problema. Lo amplifican.  Al más débil se le han hinchado los bemoles y se quiere enfrentar contra el fuerte, aunque sepan que va a perder. Pero ganarán en respeto de su gente.

A los políticos, además de juzgarlos por las posibles malversaciones de economías, deberíamos exigirles como en cualquier empresa, resultados y productividades positivas. Nos hemos acostumbrado a censurarlos si se gastan en un viaje unos euros de mas, pero somos incapaces de darnos cuenta de los millones que se pierden con algunas de sus decisiones. Así España e incluso Cataluña, van al desastre. ¿Qué supone para España estos errores que se escribirán en los libros de historia?
Julio Puente

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