Ayer por la
mañana tuve la oportunidad de disfrutar en el Centro Cívico Estación del Norte
de la Arrabal Big Band, liderada por
Javi García Lucea. Fue un concierto didáctico excelente con piezas jazz
pero con otras sool, rock o rythm and blues con inequívocas referencias jazz
que inspiraron las composiciones de James Brown, Steve Winwood o los Blues
Brothers con que fuimos deleitados.
En perfecto
maridaje con piezas jazzy puras de los años 30-40 de las grandes orquestas
americanas de Count Basie, Duke Ellington o incluso bandas sonoras de Kurt
Weill, la fusión dodecafonismo-jazz tan presente en el Hollywood de la época
por mor de la expulsión nazi de compositores judíos alemanes y austríacos del
Círculo de Viena.
Estación del
Norte, corazón del Arrabal, antes y después
A cambio, el
épico triunfo del jazz en París, la pasión generada por la escultura africana y
el jazz en Lorca, Dalí, Buñuel… Y la naturalización como francesa de la gran Josephine Baker. Coetánea de la
turiasonense Raquel Meller, de la
que nos ocuparemos.
Pero era un
homenaje a Bob Destiny, puertorriqueño de origen, nacido Felipe Moreno, neoyorquino
de adopción –naturalizado Philip Brown- y que no llegó a la zaragozana sala Oasis como maestro de ceremonias
jazzísticas hasta los 70. Nuestro
Paralelo particular junto con el café cantante “El Plata” impulsado por
Bigas Luna. Fue contratado aquí después
de visitar inicialmente España con el empresario Coslada para hacer un gran
musical sobre jazz en Nueva York.
Teatro-cabaret
Oasis que Bob Destiny impulsó en los 70.
Bob fue el
protagonista de la matinée del Festival Jazz al Margen último a cargo de
sus, en tantos aspectos, discípulos de la Big Band arrabalera.
Se repasó su
vida e hitos –su relación con Aretha Franklin, los musicales de Broadway y de
Hollywood-, se le homenajeó por su reciente su muerte en 2016. También se
recordó que el festival Jazz al Margen a su impulso, iniciativa y contactos fue
debido con la colaboración de las asociaciones y centros cívicos del primer
Arrabal democrático.
Gaby Latorre
expresó perfectamente su impacto en la noche y en la vida cultural zaragozana y
en la suya propia. Esa maravillosa vida de ambos, que en el caso del segundo
han convertido a este rabalero en uno de los principales actores de reparto
españoles.
Concierto homenaje a Bob Destiny,
fallecido en Clisson, Francia
Así que
homenaje sentido, profundo, flotando en el espíritu lo que estos poderosos
hombres de arte legan a nosotros, la gente, los músicos y actores aficionados.
Ese caldo de
cultivo que Zaragoza tiene por áspera, difícil y pobre. Y que potenció, aunque
estuviéramos al lado de reactores nucleares, la Base Americana de Zaragoza.
Ese salir
adelante cabezón de los artistas aragoneses. Que tenemos mucho de aliaga, de
romero y de tomillo.
07/02 Luis Iribarren