Si sumamos los votos nulos, los blancos y los abstencionistas, vemos que hay un total de 10.840.364 (provisionales como el resto de números que vamos a dar) de votantes que no han ido a votar.
Todo el Podemos y sus uniones suman 5.049.737 y el PSOE un total de 5.425.706 votos. Entre los dos partidos de izquierda suman 10.475.443. Es decir, la izquierda ha logrado 364.924 votos menos que los abstencionistas y nulos. ¿Deberíamos reflexionar?
No hay datos, no es posible lograrlos, excepto que se hayan realizado encuestas en las puertas de los colegios (que sí se han hecho) del tipo de votante que sí acudió a votar. Por edad sobre todo. Y los datos pueden sorprender también. ¿Quien se abstiene y por ello permite que ganen unos u otros?
No gobiernan los mejores, porque los mejores tampoco quieren ser políticos. No es verdad tampoco que una persona un voto y que todos los votos valen igual, pues las diferencias entre territorios son a veces sangrantes y otras curiosas. Que haya 31 partidos con menos de 10.000 votos, algunos con 54 votos, es otra tontería más. Por cierto, los aragoneses de Entaban lograron 257 votos.
Los abstencionistas son el auténtico partido de la desafección, pero son también el partido de los nulos, de los tranquilos, de los que creen que la sociedad funciona por sí sola. De esos ciudadanos que están seguros de que cuando abren el grifo y sale agua corriente y potable es por un milagro de la casualidad. Son curiosamente los que deciden quién debe gobernar, sin hacer nada. Estamos en los tiempos en los que no hacer nada es lo que tiene premio. Ojo con ese criterio pues es peligroso.