Quien piense que el principal problema de Podemos son los resultados se equivoca. Podemos tiene ante sí, escondido y larvado en estos meses por la propia dinámica de las elecciones y los resultados, un problema enorme de definición, que no queda nada claro de qué forma va a poder resolver.
La sociedad no ha percibido qué es Podemos. Qué ideología tiene. Qué es eso de la transversalidad. Qué espacio social desea ocupar.
Podemos debe montar una estructura federal propia y no estar pendiente de las confluencias con otras organizaciones que ellos creen similares pero que son entre diferentes y muy diferentes. Esto sucede en Galicia, Cataluña y Valencia en mayor medida, pero también en Aragón o el País Vasco. No es posible gobernar con responsabilidad en España desde Podemos, si antes este problema no lo tienen resuelto.
El liderazgo de Podemos está troceado y además es débil, sujetado por los medios de comunicación pero sin capacidad real de atrapar a los ciudadanos que no han vivido con ellos el crecimiento de Podemos. Su forma de explicar, casi esquizofrénica, es negativa.
Podemos debe definir qué quiere hacer en su relación con IU, con toda o con parte. Y trabajar desde un sólo elemento de aportación ideológica. No es posible unas banderas y las contrarias, sean de tela o de palabra.
Podemos debe explicar qué quiere hacer con España. Pero no con bellas palabra huecas, sino con planteamientos que insuflen confianza y lógica. Menos política “enorme” y más política sencilla y fácil.
Deben replantearse los “círculos”, más después de las palabras de Echenique. No es posible dentro incluso de esta locura del momento, apostar por un lado por la participación horizontal constante y luego decir que quien esté en desacuerdo se arrancará como malas hierbas. ¿Qué quiere decir esto en la mentalidad de quien ha creado los “círculos” para recoger las opiniones y decisiones de todxs?
Deben diseñar ese concepto de “nueva política” y de “nuevas organizaciones políticas” pues es muy complicado huir de las bases de funcionamiento de los partidos políticos y crear “algo nuevo” sin antes diseñarlo muy bien y al completo. Los partidos políticos llevan unos siglos funcionando, pero si nos atenemos a las formas, ya los griegos los tenían. No es fácil inventar algo nuevo.
Podemos debe definir su relación internacional, sus “amigos” internacionales, sus conceptos de copia social, para que no vuelva a existir ni la palabra Grecia ni la de Venezuela. Debe decirnos a quién nos queremos copiar y no separarse ni un ápice de ese modelo a la hora de explicar y dar datos, en el momento de la explicación y la pedagogía leve y sin que se note. No hacerlo es un suicidio.
Podemos debe olvidarse más de los contrincantes políticos de diferentes espectros ideológicos y dedicarse mucho más a su sociedad. Le debe importar muy poco lo que digan, hayan hecho o vayan a hacer los demás, y mucho más qué piensa hacer él, ellos. Ahora el enemigo de Podemos se llama Podemos.
Julio M. Puente Mateo