Este gran cuadro de 3,4 metros de ancho por 2,9 metros de alto, me impresionó en la exposición de Fernando II de Aragón que ahora se nos muestra con gran acierto en el Palacio de la Aljafería. No conocía esta obra lo cual he de reconocer no está nada bien, pero todo el conjunto del cuadro me dejó sorprendido por muchos detalles. Se pintó sobre el año 1490, en la época en que Colón intentaba llegar a las américas y su autor es el conocido como “Maestro de Luesia”. Normalmente se encuentra en la sacristía del Pilar de Zaragoza y representa la Venida de la Virgen del Pilar a Zaragoza.
En la composición casi simétrica podemos ver a Tiago (Jaime, Yago, Jacob, Jacobo, Diego, Santiago) ya con la aureola de santo y el cetro de mando, rodeado con los siete hombres que le acompañaban en Zaragoza, los que serían primeros cristianos de nuestra ciudad. Era la noche fría del uno al dos de enero de presuntamente el año 40.
Estos hombres estaban rezando a la orilla del Ebro cuando se sorprendieron de tanto boato. Doce ángeles y la Virgen encima de una columna de mármol es lo que pintó el Maestro de Luesia. Los ángeles debían estar cantando pero no se sabían bien los cantos que tenían que leer, mientras para que la composición de la obra fuera más realista colocó el autor a varios de los testigos tumbados sobre el suelo, como envolviendo la escena principal de la columna y la Virgen.
Una lástima que de Zaragoza ciudad solo podamos ver algunos esbozos, campos, torres encerradas con setos, huertos, grandes rocas en la orilla del Ebro, espesura de bosques y grandes árboles en lo que podría ser una de las primeras representaciones (inventadas) del Rabal zaragozano.
Hermoso cuadro donde se juega con la blancura del momento en unos vestidos que no podían ser así y con un Niño Jesús que no porta ninguna paloma o jilguero como hemos podido ver en otros cuadros de la Virgen del Pilar.