Me duermo con banderas rotas y son tantos
los instantes. Sé lo que soy y nunca he intentado engañar a nadie. Soy hija,
por suerte o desgracia, de alguien que
me hizo tan individualista como respetuosa y solidaria; de una familia que
sucumbió al amor hacia la cultura y las palabras; de abuelas que me
hicieron absolutamente feminista; de
tíos que me ayudaron a dudar de todo; de una madre que intento que a pesar del
desorden tuviéramos un poco de orden; de unas hermanas que crecimos en absoluta
libertad en un país falto y ausente; de unas amigas que decidimos ser y correr
con todos los riesgos; de unos amigos que quisieron que no dudara y que me
quisiera más; de unos recuerdos que a día de hoy ya no sé ni quiera si son míos. Y con todo
ello aquí estoy. No hay más misterio: un trozo de vida, nada más
Y por todo ello pienso que es posible
cambiar las cosas. Será la herencia o esa triste y hermosa aventura que se
llama vivir.
Ángela Labordeta