Nuestra Av. Cataluña celebra con ¿sarcasmo?
su quinto aniversario de la petición de cesión de lo que sigue siendo la
Carretera Nacional II para que fuera de titularidad municipal y una calle más
de Zaragoza. Algo que por muchos intentos realizados, todavía no se ha logrado
conseguir. Los vecinos están muy concienciados de esta necesidad, y este pobre
escritor de blog, implicado en este asunto desde bastante antes de ser vocal
del Rabal, tiene sus dudas al respecto, aunque siempre ha seguido defendiendo
(casi) exclusivamente las peticiones de los vecinos. Recuerdo mis gestiones en
el Congreso de los Diputados de Madrid al respecto y de la mano de Chesús Yuste,
con negociaciones al más alto nivel que no ofrecieron el resultado necesario.
Y me explico sobre mis dudas. Si ustedes
observan en Google —para ponerlo accesible a todos— el espacio del que
hablamos, vemos que hay una distorsión urbana casi inexplicable en esta parte
de la ciudad de Zaragoza. Un “agujero” complejo de admitir, muy cerca en distancia del centro de
Zaragoza e inmerso en lo que ya es la ciudad consolidada. Son suturas sin
cicatrizar en el urbanismo, que suceden en muchas ciudades y que se van “curando” por sí solos
en muchos casos, pero que en este caso lleva ya 50 años de disfunción urbana.
Vemos en la imagen el gran círculo rojo
que abraza toda la zona de actuación futura; en rosa los actuales edificios de
viviendas muy desperdigados y como islas en un inmenso espacio, y que en ambos
lados de la línea amarilla que es la Avenida Cataluña observamos grandes
asentamientos urbanos. Por un lado todo el barrio de Santa Isabel y por el otro
todo Vadorrey y La Jota. Tenemos pues claramente un gran problema que supera
las actuaciones en una calle, por muy emblemática que sea. Creer que todo
empieza con la revitalización de una calle ante un problema de tan gran tamaño
es una equivocación desde mi punto de vista, pero solo es mi humilde modo de
ver el problema. Hagamos algo de historia.
Es verdad que cuando se crea el Polígono
Industrial de Cogullada allá en el año 1966 (hace casi 50 años) y potenciado
desde la iniciativa pública (también hay que señalarlo) no se pensaba en la
situación actual, cinco décadas después. Cogullada nace al declararse Zaragoza
ciudad que se puede acoger a los llamados entonces Polos de Desarrollo y donde
se crean polígonos industriales en las entradas y salidas de las grandes
ciudades españolas. En aquel momento esa zona de Zaragoza era literalmente “las afueras” y
Santa Isabel un barrio rural.
Su busca no solo crear espacios
industrial nuevos para nuevas empresas que hagan crecer las ciudades, sino
también para facilitar el traslado de medianas y grandes empresas que estaban
dentro de lo que entonces se consideraba ya ciudad consolidada nueva.
A partir de los años 80 el Polígono
Cogullada empieza a sufrir la lógica reconversión de sus espacios, con la
creación de nuevos polígonos mejor preparados, más en “las nuevas afueras” de la
nueva Zaragoza, y sobre todo más cerca de más servicios y carreteras más
rápidas. Cogullada a partir de ese momento queda señalada como un espacio
tremendo que hay que remodelar y resolver. La creación de PLAZA en 2002 o Empresarium
y PTR en la carretera Castellón indica claramente que el modelo Cogullada está
claramente sobrepasado y al que hay que buscar solución a corto plazo.
¿Y qué tiene que ver todo esto con la
titularidad municipal de la Avenida Cataluña? Pues ahora entro, todo es
cuestión de paciencia, ya veréis.
La solución “real y total” del
espacio urbano de la Avenida Cataluña va unido solo a dos posibilidades.
Que se
transforme todo el Polígono Cogullada en zona residencial o al menos comercial,
sobre todo la zona más la Este y que está más cerca del río Gállego.
O que
se ponga un funcionamiento el proyecto SUZ55 —con ese nombre o con otro— que se
aparcó hace los mismos años que se lleva pidiendo la titularidad municipal de
la Avenida Cataluña.
Toda la revitalización “real” de la Avenida
Cataluña pasa por un proyecto global, que bien a derecha o a izquierda de la
actual avenida, cree tejido residencial en cantidad suficiente —algo se está
haciendo y muy bien— acompañado de una ordenación urbana que revitalice toda
esta zona. Puede (y debe) resultarnos curioso que Zaragoza haya crecido desde y
hacia otras zonas más alejadas de lo que consideramos “centro” dejando este “hueco” vacío al
albur del tiempo. Con el consiguiente peligro social que este “hueco” conlleva,
hasta el momento muy bien resuelto por la presión de los vecinos y las buenas
gestiones que desde la Junta del Rabal se han realizado para evitar conflictos
de asentamientos temáticos. Y digo bien “temáticos”.
Personalmente y lo saben los vecinos,
para mi la titularidad de la calle es lo de menos. Incluso creo que el Partido
Popular cometió un error estratégico casi imperdonable para un político —que
debe saber jugar al ajedrez— con esta avenida. Pero eso son tiempos pasados.
Hoy toca resolver el problemas “de verdad” y no
con apaños ni con dibujos. No con intenciones y Power Point. Y el problema es
de solución lenta, que depende en gran medida de la iniciativa privada, pero
que necesita del apoyo decidido y contundente de la gestión pública, que al
menos sepa diseñar en tiempos y formas el futuro de toda esta zona. No se
resuelve el problema ni con vallas de alambre ni con las fijas y más sabrosas
para ser robadas. Tampoco con llevar más árboles sean olivos o chopos. En
serio, aunque esto sea muy duro de trasmitir a los vecinos pues no es lo que
ellos esperan escuchar.
La solución vendrá con un ordenamiento
urbano de la zona que lleve adosado un motor potente que haga atractivo
invertir y a los ciudadanos de Zaragoza comprar y asentarse. Curiosamente
ExpoFloralia con el proyecto que yo mismo planteé para que ocupara toda la zona
del Gállego abrazando el Ebro y cruzando a Cantalobos, era una opción de
revitalización. Pero Zaragoza no quiso hacerla.
Hay que llevar servicios, personas,
edificios, vida social, tejido asentado que es el que mueve el servicio básico.
Lo de menos es pedirle a Madrid muchos kilómetros de carretera Nacional II para
que la cantidad a cobrar sea la misma del coste de una primera fase de reforma
de una calle, pues es una tirita ante una rotura importante. Adaptar el tamaño
de la presunta reforma al dinero que se nos envía desde Madrid es una broma,
pues puedo asegurar que en buena sintonía de negociación fue imposible lograr
la cesión de un espacio de menos de la mitad de indemnización del que ahora se
pretende tener cedido, y solo será así cuando por motivaciones políticas les
interese a los que gobiernen en Madrid. Triste y duro pues hay razones y razón,
pero es real.
La reforma de todo el entorno de la Avenida
de Cataluña es MUCHO más que saber quien es el propietario de una calle.
Estamos entre todos mareando la perdiz para no entrar por imposibilidad en el
tiempo a diseñar un proyecto de revitalización real de todo el entorno. No hay
que hacer un plano digital de media calle. Hay que hacer un plano de todo un
entorno.
Desde la calle Muel hasta el puente del
Gállego pero habiéndolo cruzado. De todo el Polígono Cogullada y de las
traseras de Vadorrey y La Jota. De todas las orillas del río Gállego desde el
puente hasta la desembocadura. Efectivamente es un proyecto tremendo. Pero
menos que el ACTUR, que Arcosur y muy parecido a Valdespartera, Montecanal o Rosales del Canal. Nadie pide aquí
una obra para dentro de dos años, sino un proyecto de ciudad que ordene todos
estos espacios para la Zaragoza del 2030. Y cuando tengamos sobre la mesa una decisión
municipal y política de todo este entorno, la iniciativa privada sabrá qué hay
y de qué manera se puede crear desde una distancia a los servicios que ya están
asentados, que ya funcionan, que son muy cercanos.
Nota.: Por favor, si alguien quiere
opinar de esta entrada, que lo haga en los comentarios de la misma, para que
así quien lea este texto pueda continuar leyendo las opiniones contrarias o
positivas que se añadan. Gracias por leerme.
Julio M. Puente Mateo