Aragón
es CULTURA, ARTE, HISTORIA, pero debe ser también INVESTIGACIÓN, contenedor de
EMPRESAS, INNOVACIÓN, MODERNIDAD, FUTURO, un espacio donde las sensaciones sean
las de CAPACIDAD, las de HONESTIDAD, las de posibilidades reales de
convivir.
Es complejo añadir algo más a lo
anterior. Tampoco son novedosos estos deseos. Basta compararnos con nuestro
alrededor europeo, con ciudades de nuestro tamaño, sean alemanas, inglesas o
francesas, con territorios que siendo muy diversos configuran un proyecto en
común basado en sus activos, sus posibilidades, sus oportunidades. Es cierto
que a Aragón se nos acusa muchas veces de victimismo y debemos empezar a
reconocer que nos hemos llevado a ese campo por equivocación, cuando lo lógico
sería trabajar mucho más el positivismo, como único válido para avanzar.
Sin dejar de mirar lo que somos, debemos
activar nuestra capacidad para saber y decir lo que queremos ser y hasta donde
queremos ir. Con quien y para qué. Y para ello debemos dotarnos de capacidad
propia de gestión, sobre todo en lo económico. Debemos aprender a tejar un
entramado social que abarque al aragonesismo como algo positivo, que ayude a
ser mejores sin despreciar a nadie ni a nada. Aunando fuerzas y ganas de
trabajar, capacidad clara para no tener que salir de nuestra tierra si se
quiere triunfar o construir.
Somos una sociedad pacificada y debemos
demostrar que todo lo que se desea lograr se edifica desde la concordia, el
diálogo y la tenacidad. Pero también desde la unión y la firmeza. No debemos
ser una sociedad que dude, que divague, que se divida en mil batallas absurdas.
Debo recordar ahora una frase de un sátrapa que encaja perfectamente con el
diseño de las velocidades y los respetos. Ser marrullero no indica que no se
sea capaz de crear frases de sentido común. “Ahora no toca”. No
todo debe ser a la vez, no todo debe salir en un orden aleatorio, no todo debe
de dejarse al libre albedrío. El momento de la mezcla de elementos es
fundamental para hacer un buen pan. Y los tiempos de reposos también. Pero todos
están escritos antes de decidir hacer el pan.
Nunca hay que dudar que tras cada empresa
que intenta una gran obra se esconden a veces sargantanas que quieren roer la
hierba que crece. Es lógico como es básico saberlo y descubrirlas.
Nunca hay que hacer ruido contra las sargantanas roedoras. Simplemente hay que separarlas del pozal de las buenas manzanas y evitar que vuelvan a nuestra hierba. Pero no hay que confundir a las sargantanas roedoras con los que opinan diferente, incluso contra los proyectos que nos creemos lógicos. La pluralidad es la que construye con eficacia, con innovación, de manera distinta al de “otros”.
Nunca hay que hacer ruido contra las sargantanas roedoras. Simplemente hay que separarlas del pozal de las buenas manzanas y evitar que vuelvan a nuestra hierba. Pero no hay que confundir a las sargantanas roedoras con los que opinan diferente, incluso contra los proyectos que nos creemos lógicos. La pluralidad es la que construye con eficacia, con innovación, de manera distinta al de “otros”.
Julio M. Puente Mateo