25.3.15

Zaragoza: Presente y futuro

INTROITO. Hace tres años, el “+Ara” empezó como una amplia reflexión sobre Aragón, nuestra realidad y nuestro futuro. Proyecto que comenzó cuando la sociedad se planteaba la posibilidad de realizar cambios, ajustes. Desde CHA estamos sin duda dispuestos a asumir ajustes, cambios, pero desde Aragón. Nosotros somos el cambio desde Aragón.
El “+Ara” ha tenido varias vertientes. Se editó un cómic, “El viaje de Beltrán”, una preciosa historia de un niño que, con una dragona viajaba por el tiempo y por Aragón. El 24 de abril de 2014 se inauguró en Huesca una exposición que da unas pinceladas sobre Aragón y que, tras visitar las comarcas aragonesas, llegará a al Centro de Historias de Zaragoza el próximo 15 de abril de 2015.
Y en ese marco del “+Ara”, hace ya tres años, en este mismo lugar donde ahora se cierra, en el Teatro Principal, comenzaron una serie de mesas de reflexión sobre Aragón, sobre diferentes cuestiones y que terminó ayer con una mesa sobre Zaragoza: presente y futuro. Una reflexión oportuna acerca de la capital de Aragón.
EL FENÓMENO URBANO: EL CASO DE ZARAGOZA. Desde el surgimiento de las ciudades en el Neolítico, el desarrollo de éstas ha ido aparejado al desarrollo humano. El lugar natural para vivir el ser humano es la Ciudad, donde puede desarrollar mejor sus potencialidades.
De la ciudad que nació amurallada y con estrictos límites físicos, hemos pasado en la actualidad a ciudades con difusos límites y a aglomeraciones urbanas con un núcleo central o varias centralidades, realidad que no siempre tiene su reflejo jurídico o administrativo, como es el caso de Zaragoza y los municipios de su entorno, sin encuadre en la planta local aragonesa.
Lo urbano es el reflejo de la pluralidad que define lo humano. Y desde la ciudad se irradian el desarrollo, la innovación, el avance cultural, las ideas, las técnicas a toda la sociedad circundante, al área de influencia urbana que puede ser mundial (Nueva York, Londres o París) o restringida a un área (Aragón y el Valle del Ebro en el caso de Zaragoza). Evidentemente, hay zonas rurales en las que por el peso de la propia estructura social y tradición local el avance de las nuevas ideas, de las nuevas técnicas se dificulta, retrasa o, en el peor de los casos se impide, lo que las sitúa en la marginalidad del desarrollo humano.
Zaragoza, capital de Aragón, es la ciudad cuyo área de influencia urbana incluye Aragón y el Valle Medio del Ebro, pero es también la ciudad central de un área metropolitana cuyos límites, más o menos difusos podríamos situar en la isócrona de una hora y situada en un polígono de desarrollo clave en el Sur de Europa cuyos vértices serían las áreas metropolitanas de Madrid, Barcelona, Valencia, Montpellier, Marsella, Toulouse, Bilbao y Burdeos.
No podíamos, por tanto, en un proceso de reflexión sobre Aragón obviar la ciudad de Zaragoza, casa y capital de los aragoneses, el área urbana que tiene la responsabilidad de expandir su desarrollo y potencialidad al resto de Aragón, clave para aminorar el grave desequilibrio territorial que padecemos. No se puede ordenar un territorio sin contar con el punto que concentra más de la mitad de la población y de la renta. Zaragoza y su área han de desarrollarse para que el resto de Aragón tengan posibilidades de desarrollo.
LOS RETOS DE FUTURO. Muchos son los retos a los que se enfrenta la ciudad del futuro y, por tanto, también Zaragoza.
Convertir la diversidad social en un activo. La realidad de la inmigración, el envejecimiento de determinados barrios, las diferencias sociales, económicas, espaciales dentro de la ciudad deben convertirse en una oportunidad de convertir lo diverso que define lo urbano en un factor de integración. Una ciudad cohesionada, solidaria no es una ciudad homogénea, es una ciudad heterogénea en un contexto de respeto pasando de la cohesión grupal a la cohesión social.
La ciudad del siglo XXI debe repensar su urbanismo, la ordenación de sus espacios urbanos, la recualificación de las áreas urbanas, la integración de sus elementos naturales, la mejora de sus barrios y áreas residenciales teniendo en cuenta la ordenación territorial intrametropolitana.
Decíamos antes que las áreas metropolitanas son resultado de un proceso que desborda los límites municipales, transformándose en un sistema que integra ciudad y periferia. Las decisiones que se adoptan en cualquier municipio del sistema afecta al resto, por ello es precisa una acción coordinada puesto que si en la aglomeración urbana de Zaragoza hasta los años 80 del siglo XX el crecimiento básicamente se centró en Zaragoza, de entonces a hoy el crecimiento y el proceso de industrialización y terciarización se dispersa a otras localidades y ejes. A esa realidad no se puede responder con falta de planificación conjunta especialmente en urbanismo y movilidad.
La ciudad debe ser un espacio de creación, de cultura. La ciudad debe ser vivida, disfrutada. La cultura entendida como un derecho, como conocimiento, reflexión, diálogo, debate, riesgo e innovación, pero también como espectáculo, como diversión, como entretenimiento y, por qué no decirlo, como recurso económico de la ciudad, como posibilidad de establecer vínculos internos y como conexión exterior.
Y, finalmente, la proyección exterior. Vivimos en un mundo cada vez más interrelacionado y con mayor competitividad entre áreas metropolitanas y es preciso actuar conjuntamente para competir frente al exterior. Zaragoza y su área deben posicionarse en el lugar que merecen como área metropolitana media europea. Las ciudades compiten entre sí, pero también cooperan en cuestiones estratégicas como infraestructuras de conocimiento, nodos de transporte y, por lo tanto, es básico buscar dinámicas de competición cooperativa, especialmente con las áreas metropolitanas de la península ibérica y del sur de Francia que citaba al inicio.
En definitiva, el debate sobre el presente y el futuro urbano siempre es de gran interés, pero cuando se hace sobre tu ciudad, a ese interés se suma la pasión y pasa a ser un debate apasionante.
Jorge Marqueta Escuer.