Aragón es mucho más que los actuales aragoneses. Nos debe importar mucho más el futuro de nuestros hijos y nietos que el nuestro propio y dedicarnos por ello a diseñar el Aragón lógico para cómo poco, mitad del siglo XXI.
Aragón necesita repensar el futuro, pero desde una hoja de ruta clara y contundente aunque con objetivos a medio plazo. Nunca con objetivos a corto plazo. El cortoplacismo es un error político, pero sobre todo es un gran error social. No se recuperan sensaciones, proyectos perdidos, identidades olvidadas, culturas escondidas…, si solo somos capaces de diseñar el hoy o a lo sumo el mañana.
Aragón es sobre todo cultura e identidad. Es sensación e historia. Es respeto “de y hacia”. Es el espacio donde vivieron nuestros antepasados y por ellos debemos edificar el futuro de nuestros nietos.
Aragón necesita repensar el futuro, pero desde una hoja de ruta clara y contundente aunque con objetivos a medio plazo. Nunca con objetivos a corto plazo. El cortoplacismo es un error político, pero sobre todo es un gran error social. No se recuperan sensaciones, proyectos perdidos, identidades olvidadas, culturas escondidas…, si solo somos capaces de diseñar el hoy o a lo sumo el mañana.
Aragón es sobre todo cultura e identidad. Es sensación e historia. Es respeto “de y hacia”. Es el espacio donde vivieron nuestros antepasados y por ellos debemos edificar el futuro de nuestros nietos.
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Nosotros, los actuales habitantes de Aragón
vamos a estar en este territorio histórico no más de 50 años con capacidad de
actuación válida. Cada uno de nosotros —como mucho— solo podemos incidir en
nuestro espacio aragonés unas cinco décadas, más nuestra herencia.
Pero Aragón lleva miles de años existiendo, si no con este nombre, si como espacio geográfico distinto al de sus vecinos. Véase la historia desde los íberos. Somos pues un pequeño grano en la historia de Aragón y de los aragoneses, y de la historia de la península Ibérica.
Pero Aragón lleva miles de años existiendo, si no con este nombre, si como espacio geográfico distinto al de sus vecinos. Véase la historia desde los íberos. Somos pues un pequeño grano en la historia de Aragón y de los aragoneses, y de la historia de la península Ibérica.
Pero en cinco décadas de nuestra vida somos capaces como
sociedad de destrozar mucho. De olvidar, enterrar, retroceder, descompasar,
extralimitar lo que Aragón debe avanzar como medio de garantizar la vida válida
y de calidad para sus habitantes.
Algunos politicos valoran más —cuando hablamos de estos temas— a los habitantes por encima de los territorios, pero es una manera egoista de pensar, pues supone darnos una importancia que no tenemos. Las personas deben vivir en dignidad, en respeto, en calidad de vida, pero no somos dueños de los territorios sobre los que nos asentamos ni de sus historias.
Algunos politicos valoran más —cuando hablamos de estos temas— a los habitantes por encima de los territorios, pero es una manera egoista de pensar, pues supone darnos una importancia que no tenemos. Las personas deben vivir en dignidad, en respeto, en calidad de vida, pero no somos dueños de los territorios sobre los que nos asentamos ni de sus historias.
Como sujetos de trabajo por Aragón
debemos garantizar la futuro, y si no somos capaces de avanzar al menos
intentar sujetar lo que nos han entregado nuestros antepasados, para dejar que
sean nuestros hijos los que sean capaces de hacer lo que nosotros somos
incapaces.
Podemos ser un impase, un espacio vacío
en la historia de Aragón. Pero nunca debemos ser un error.
Por eso es imprescindible que sepamos leer el presente y diseñar el futuro. Pero nunca desde el cortoplacista, pues muchas veces parecemos tan absurdos que solo somos capaces de ver el mañana pero nunca la próxima semana.
Aragón necesita un diseño planificado para una década como poco, para dos como normal, para cuatro como inteligente medida. Y por ello no debemos caer en el error de planificarlo sin tener en cuenta a TODOS los aragoneses.
Por eso es imprescindible que sepamos leer el presente y diseñar el futuro. Pero nunca desde el cortoplacista, pues muchas veces parecemos tan absurdos que solo somos capaces de ver el mañana pero nunca la próxima semana.
Aragón necesita un diseño planificado para una década como poco, para dos como normal, para cuatro como inteligente medida. Y por ello no debemos caer en el error de planificarlo sin tener en cuenta a TODOS los aragoneses.
Planificar es diseñar, es tomar medidas
con fechas e impulsos, es crear las sinergias necesarias para que trabajar por
Aragón sea una obligación y no una batalla.
Trabajar por y desde Aragón tiene que ser la maravillosa obligación de todos los aragoneses de este todavía inicio del siglo XXI. Y nunca esto debe ser un canto de sirena, un discurso vacío de impulsos, una seria de palabras bonitas que no sirven ni para convencer.
Trabajar por y desde Aragón tiene que ser la maravillosa obligación de todos los aragoneses de este todavía inicio del siglo XXI. Y nunca esto debe ser un canto de sirena, un discurso vacío de impulsos, una seria de palabras bonitas que no sirven ni para convencer.
Julio M. Puente Mateo