¿Y ahora qué? Casi todos los partidos han ganado en sus celebraciones poselección de las Generales, pero el panorama se me hace complicado. Se deshace el bipartidismo, emergen con fuerza nuevos partidos pero sin los escaños suficientes para conformar una mayoría clara para gobernar. El problema viene ahora, con el complejo galimatías generado y con la gran paradoja: que los partidos nacionalistas o secesionistas que estuvieron fuera de los grandes debates televisivos, porque en principio no entraban en el juego, tengan ahora mucho que decir.
Y ya sabemos al precio al que venderán sus apoyos los independentistas de ERC o EH Bildu. ¿Y…, Aragón cómo queda en esta historia? Pues de poco le ha servido a CHA después de tanto trabajo, buscar una mayor representatividad en el Congreso al coaligarse con IU dentro de Unidad Popular. IU con su líder mejor valorado pero sin ese reflejo en las urnas y con una Ley D´Hont que lastra a los partidos pequeños, deja a la izquierda aragonesista sin esa representatividad que buscaba.
Otros, sin estructura social, han conseguido más con menos, gracias a la presencia mediática de su líder. Aragón acostumbrado a vivir en esa pluralidad de partidos ha tenido hasta ahora al PAR como bisagra de la derecha y de la izquierda con el PSOE de Marcelino Iglesias. Partidos estatales de izquierda y derecha, nacionalista y regionales viven y conviven en este microcosmos del universo estatal, han sido capaces de llegar acuerdos desde 1977. Con la paradoja en la actual democracia, de que quien gana en Aragón lo hace en la Moncloa, parece que estas elecciones Aragón ya no será como el Ohio de Estados Unidos, porque no me imagino al PP coaligado con los independentistas.
Daniel Gallardo Marin