Salvemos al planeta. No quiere ser solo una frase sino una llamada a la acción de cada uno de nosotros para darnos cuenta de que nuestro planeta está en peligro real de desaparecer por la contaminación producida por nosotros mismos. Han servido de muy poco las Cumbres mundiales para salvarlo, con el objetivo de reducir las emisiones de los gases que provocan el efecto invernadero. Cumbres fracasadas por la inacción, indiferencia y egoísmo de gobiernos.
Poco o nada se ha conseguido para evitar las emisiones de gases generadas por un modelo energético insostenible, con millones de factorías contaminando sin parar, pero también los automóviles que usamos a diario. La contaminación se ha ido incrementando de manera alarmante y ahora mismo estamos muy alejados de la eficiencia energética y de energías renovables. El cambio climático lo sufrimos ya con desastres naturales, huracanes, sequías e inundaciones y aumento de la temperatura, consecuencia entre otras del deshielo de los polos. Criticamos pero seguimos usando el coche para cualquier cosa.
La fábula que viene el lobo se puede aplicar y sus efectos ya están aquí. Tal es la alarma que la ONU ha reunido a 195 países en Paris, en su mayoría causantes de ese continuo cambio climático. ¿Reunión más allá de una foto? ¿Buena voluntad? Difícil acuerdo cuando hay ¨millones¨ de intereses de estos países. Los países ricos que se han desarrollado a base de contaminar quieren que ahora los países pobres no se desarrollen contaminando, cuando ellos sí lo hicieron. Esa contribución para cuidar el planeta ha de partir de nosotros mismos: Viajando en transportes públicos, combustibles sin plomo, reciclando, detergentes biodegradables, o un mayor control en el consumo de agua y electricidad. Vivimos en un mismo planeta. Aragón tiene mucho para contribuir, sol y viento no nos faltan.
Daniel Gallardo Marin