Una casa es una cueva, antes que hogar. Puede que pintada de cielo, pero es una simple cueva con una geometría tallada en el aire y llena de elementos también geométricos y también ocupando espacios hasta dejar otros espacios vacíos por donde mover los cuerpos humanos que la habitan.
Un hogar en cambio puede ser una vivienda o no. Puede ser cerrado o abierto, tranquilo o violento, negro o en color, aireado o secreto. Y de todo eso quiere hablar Coco Escribano en su obra “Play House” en el Espacio Tránsito del Centro de Historias de Zaragoza. Hay muchas casas que no son hogar, y algunos hogares que no son casas.