Han pasado 102 años, y no hemos sido capaces de curar los resfriados en una sola noche como dicen los anuncios que hacían nuestros abuelos. En una sola noche. El Thermogéne era casi milagroso. Una especie de hojas que adherían al cuerpo en el pecho o donde tuvieras dolor, y resolvía problemas como la tos, los dolores, los resfriados, la gripe, los problemas de riñones, la tortícolis, el lumbago o los dolores de garganta. Una joya. Y en una sóla hora.
En Zaragoza se podía comprar este milagro en las farmacias de Rived en la calle D. Jaime que en aquellos años era socio de Chóliz aunque luego este último se separó y se montó su propia farmacia en la zona cerca al hospital de Nuestra Señora de Gracia.