26.8.16

La importancia del periodismo, para sonreír con sorna

La importancia de los periodistas para además de informar, “formar”, es tremenda. Esta imagen del concejal de CHA, Carmelo Asensio, es un ejemplo para las escuelas de periodismo. Un ejercicio para estudiantes, consistiría en pillar a una persona pareciendo una cosa diferente a la que es. Dibujar la personalidad que nos guste crear, a través de la escenificación de una fotografía real. O cómo modificar el pensamiento de las personas, a través de una fotografía bien realizada.

Ahora las cámaras hacen ráfagas de varias imágenes en el mismo segundo, así que cuando alguien sale del agua de la piscina, de una puerta o del WC, le podemos elegir la imagen que mejor nos refleja lo que queremos transmitir con la seleccionada más el texto que va debajo.

Aquí vemos a Carmelo Asensio compungido, asustado, preocupado, convertido en un señor mayor acojonado, a punto de no sentir las piernas, con la sensación de que en cualquier momento se le van a caer los apuntes al suelo y será incapaz de doblarse para recogerlos. Incluso la camisa le viene grande. Es el fin de CHA, el fin de Carmelo. Sólo se salva la puerta grande que lo arropa, dejándolo salir hacia la nada.

Los periodistas no han tenido que poner texto, sólo la imagen del final del mundo mundial. ¿Este señor nos va a salvar Zaragoza?

Yo conozco mucho a Carmelo Asensio, como es lógico. Se puede estar partiendo de risa con esta imagen. Se la trae al pairo. El ciudadano que caiga en la trampa viene caído de casa. Posiblemente tras esta imagen se iba a tomar un cafelito, a revisar 1.000 papeles sobre su mesa, a una reunión con personas pues no hay nadie que se reúna tanto con gente para escuchar sus problemas, o a pelearse con sus asesores y compañeros de grupo para defender una idea o la otra, aunque entre ellas haya de distancia una coma, pues a veces la comas las carga el diablo. 
En mi casa nos hemos reído con la imagen. Yo en mis charlas en institutos, con un tema parecido, empleaba a unas ovejas blancas y una negra. También nos reíamos.