22.8.16

La hinchada divina. ¿Es trampa que Dios ayude en el deporte?

Hace unos días el Real Zaragoza, S.A.D. fue a la Basílica de Nuestra Señora del Pilar con el fin de recibir la bendición divina para la campaña futbolística que comienza hoy. No es novedad. Data de la temporada 1955/56, en pleno nacionalcatolicismo, cuando el entonces Presidente, Cesáreo Alierta —que una década después sería Alcalde franquista de la Inmortal Ciudad—, inauguró esta curiosa costumbre que no siempre ha dado los frutos apetecidos, vistos los resultados deportivos.

Es más, algunos equipos —entre ellos el Real Zaragoza, S.A.D.— además de jugadores y cuerpo técnico tienen un capellán, supongo que para pedir alguna pequeña ayuda extradeportiva venida del Más Allá. Igual que se cambia de entrenador, el equipo blanquiazul debería revisar el contrato del titular del Más Allá, pues no parece tener suficiente pericia en su oficio, dados los resultados de las últimas temporadas. O quizá cabría dudar sobre el zaragocismo de la Virgen del Pilar o sobre su influencia en los Cielos y, en consecuencia, cambiar de patrocinio divino, fichando para ese papel otra Virgen o Santidad. La Verge de Montserrat puede ser una buena opción, vistos los resultados de uno de sus equipos patrocinados, el Barça. Que nadie vea pancatalanismo, esa Virgen también tiene bajo su protección al RCD Espanyol. Es una cuestión práctica.

En todo caso, el Real Zaragoza, S.A.D. no es una “rara avis” en el panorama futbolero. Cada temporada hay un rosario de equipos a basílicas, catedrales, iglesias y ermitas para pedir ayuda divina en extraña y colorista procesión. Aún recuerdo a un jugador musulmán, Nayim, encabezando la procesión futbolera que agradecía a la Virgen del Pilar su gol en la desaparecida Recopa de Europa y ofreciendo el trofeo a la talla de madera, que no quiere ser francesa pero es de gusto borgoñón.

En estas procesiones participan jugadores ateos, musulmanes, judíos, evangelistas e incluso algún católico y creo que tanta petición generará no pocos problemas al panteón católico.

A veces pienso que el Reino de los Cielos es un galimatías cada jornada. Imagínese a los santos con sus respectivas camisetas, trompetas, gorras y bufandas, bulliciosos y pasionales intentando que el árbitro obvie el fuera el juego, pite una falta máxima al equipo patrocinado por el santo o virgen de turno o ayude a que la pelotita entre o deje de entrar y discutiendo entre ellos lanzándose sus poderes sobrenaturales a favor y en contra de los diferentes clubes.

En algunos casos tienen patrocinios contradictorios, así la Virgen de Montserrat anda hecha un lío debatiéndose entre salvar a los “pericos” o dar otro trofeo a los “culés”. La de la Almudena “merengue” y “colchonera” a la vez y abiertamente enfrentada a la anterior. San Mamés discutiendo con la Virgen de Begoña sobre quién debiera patrocinar con más derecho a los “leones”. La Verge dels Desamparats dudando entre desamparar a los “chotos” o a los “granotas” y, por encima de todos, incapaz de poner orden; el “verdiblanco” Cristo de Gran Poder, impotente en los últimos años para impedir los éxitos de los “palanganas”.

Jorge Marqueta Escuer.