El derecho a poseer armas nació en Reino Unido en los albores de la Edad Media, siglos más tarde ese derecho fue exportado a Estados Unidos entre otros territorios. De todos ellos los norteamericanos desde 1791 dan el derecho a la posesión de armas en la Segunda Enmienda de su Constitución.
No siempre fue así, en ese demócrata estado muy unido, al negro por ideología racista se le negaba la condición de persona y por tanto sin derecho a portar las armas que sí podían tener los blancos. Hoy día la sociedad americana tiene todo tipo de modelos de armas y más puestos de venta que restaurantes, cafeterías o tiendas en todo el país. Llevarla en el cinto o camuflada según el Estado, es su justificación para una mayor seguridad.
Mi duda, yo que en armas no pasé del tirachinas, es saber si esa ¨autoprotección¨ da más o quita violencia tonta. Tiroteos por venganza o racismo, y masacres masivas dan una media de un asesinato diario, amén de miles de heridos. Para más inri, en alguno de sus estados entró en vigor el polémico ¨campus carry¨, invitando al estudiante universitario a ir armado.
No quiero pensar del riesgo del profesor en caso de suspender al alumno en un Curso. Sociedad americana absolutamente armada en la que muchos de sus conflictos se resuelven a tiro limpio. El temor va más allá en caso de liderar el país más poderosos del mundo, el republicano Donald Trump, “destalentado” personaje con discursos xenófobos, ultraderechistas o sexista, defensor a ultranza de las armas, incluso apelando a su uso para frenar a su opositora, la demócrata Hillary Clinton.
En esa parafernalia americana que son los mítines previos, no le han faltado seguidores a su ortodoxia conservadora, ni el apoyo de los llamados ¨businessmen¨. Como suele suceder, tampoco el respaldo de una o varias de las grandes estrellas del celuloide, uno de estas a Donald Trump le viene como anillo al dedo, el del famoso actor y director Clint Eastwood.
Pocas han sido las películas de Eastwood que sus enemigos no sufrieran su castigo en forma de bala con su certero revolver. Quizás la mutua admiración por las armas, les lleva a confundir la realidad con la ficción.
Daniel Gallardo Marin